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Se mantiene el negocio aeronáutico a pesar de la crisis económica

El XXXIII Salón de la Aeronáutica y del Espacio, que se inauguró ayer en el aeropuerto parisiense de Le Bourget, presenta una de las mejores «cosechas» desde su creación. Tal es la opinión de todos los profesionales, de los responsables y del presidente de la República Francesa, Valery Giscard d'Estaing, que ofició la ceremonia inaugural de este show de las alas de todo el mundo.

El salón de Le Bourget es el más importante del mundo en este género de manifestaciones y el único que admite a todos los países del planeta. Este año participan por primera vez Noruega, Dinamarca, Portugal y Grecia. En total asisten veinticinco países, España entre ellos, representada por la empresa CASA, que expone el monorreactor de entrenamiento militar C-101 Aviojet. En total, 650 expositores presentan doscientos aviones y helicópteros, además de materiales espaciales y equipos electrónicos.En contra de lo que pudieran pensar los profanos, tras la incertidumbre que pesaba sobre el negocio aeronáutico en el anterior salón, hace dos años, ayer en Le Bourget un periodista americano decía que la auténtica vedette era la «satisfacción» de los constructores. El responsable del salón afirmó, por su lado: «Este será el salón del renacimiento de la aeronáutica francesa». Todo, en el mundo del aire, parece que funciona de maravilla (salvo para la sociedad McDonnell-Douglas, constructora del «maldito» DC-10), y esto a pesar de la crisis económica en general y energética en particular. El responsable máximo de la aeronáutica civil americana, Marvin S. Cohen, llegó anteayer a París y, de entrada, aseguró que «la crisis de energía no modificará fundamentalmente la economía de los transportes aéreos. Hay carburante suficiente para que vuelen los aviones».

Esta «bendición» caída de los aires aprovecha fundamentalmente, en primer lugar, al monstruo de la aeronáutica mundial, Estados Unidos, y, acto seguido, a Francia, que ocupa el segundo puesto, aunque muy lejos de EEUU, pero muy por encima del tercero de la lista, Gran Bretaña, por lo que se refiere al mundo occidental.

EEUU realiza una cifra de negocios anual de 132.000 millones de francos, contra los 22.000 millones de Francia. Emplea 698.000 personas, contra 105.000 en Francia. El gran éxito económico de los últimos tiempos está basado en la fulgurante trayectoria del Airbus, avión que Francia ha construido en colaboración con cuatro países europeos (España participa con el 11%), que ya lleva vendidos 325 aparatos y que se calcula que, para el horizonte 2000, habrá alcanzado la cifra récord de la aviación mundial, de 1.400.

El segundo soporte económico del «boom» actual es el programa franco-americano del reactor CFM-56, con el que varias compañías ya cuentan para «remotorizar» sus aparatos. En este salón, que durará hasta el día 17, el Mirage 4.000, de la célebre firma Dassault, constituye una de las atracciones más espectaculares. En el dominio espacial, también está presente el cohete Ariane, destinado a lanzar satélites de comunicación y que, hasta el día de hoy, es la única y frágil respuesta europea (España participa en este programa) al monopolio americano. Su primer lanzamiento está previsto para noviembre del año en curso.

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