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La cuestión nuclear

«( ... ) Cuando, a mediados del pasado mes de mayo, se debatió en el Congreso de los Diputados la cuestión de las centrales nucleares -sin duda, hay que repetirlo, muy difícil y compleja- causó no poca extrañeza el hecho de que ningún grupo parlamentario se atreviera a pronunciarse rotundamente en contra de la energía nuclear. Ni siquiera siendo tan reciente el grave accidente de Harrisburg, que conmovió a la opinión mundial. No obstante, insistimos, ningún grupo parlamentario se pronunció en contra de una manera total y taxativa. ( ... )Pero he ahí que, sólo unos quince días después, distintas manifestaciones han poblado gran parte de nuestra geografía, gritando un «no» rotundo, radical, desafiante a veces, al uso pacífico de la energía nuclear. Manifestaciones que algún medio de información ha calificado de «multitudinarias», dando respecto de la manifestación celebrada en Barcelona la cifra de 40.000 personas, si bien en Lleida no superó las quinientas, según el mismo medio informante. Pero en el norte de España la cosa ha sido realmente grave, no sólo por la violencia que llegaron a alcanzar -no entramos ahora a señalar culpas ni responsabilidades-, sino porque, como acabamos de decir, ha costado la vida de una joven. ( ... )

Si hace sólo un par de semanas que ningún parlamentario se pronunciaba claramente en contra del uso de dicha energía, seguramente porque no se ve por ahora otra alternativa y nadie quiere responsabilizarse ante la sociedad de las consecuencias que el rechazo total a dicha fuente energética podría suponer, ¿cómo se explica que, de pronto, casi media España se vea sembrada de manifestaciones con un «no» rotundo y sin paliativos en sus gargantas? ( ... )»

5 de junio

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