Félix Grande: "El flamenco expresa la memoria colectiva de andaluces y gitanos"
El escritor Antonio Gala presentó ayer, en la Casa del Libro, de Madrid, la obra Memoria del flameneo, del poeta y ensayista Félix Grande, premio Nacional de Literatura 1978, publicada en dos volúmenes por la editorial Espasa-Calpe. Félix Grande opina que «el flamenco expresa la memoria colectiva de gran parte de los andaluces de las clases desposeídas y de gran parte de los gitanos».
Félix Grande explicó a EL PAIS el contenido de Memoria del flamenco. «El libro tiene tres núcleos protagonistas. En primer lugar, un acopio de datos y de interpretación de esos datos sobre la Andalucía social desde el siglo XVI hasta nuestros días, puesto que es en Andalucía, y dentro de esas fechas, donde se entrelazan todos los elementos musicales, sociológicos y raciales que formarán finalmente el flamenco. Otro núcleo consiste en acompañar a los gitanos desde su salida de la India, su patria de origen, hace miles de años, a su paso por distintos países europeos y en su permanencia en España desde principios del siglo XV. Además, hago un recorrido por la historia conocida del arte flamenco, desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días.»Ha puesto el título de Memoria del flamenco porque «el libro es, en sentido estricto, un informe, una memoria sobre el flamenco, pero sobre todo porque el elemento fundamental de la capacidad expresiva y comunicativa del cante es la memoria. En el caso de la Baja Andalucía, la memoria de su pobreza secular; en el caso de los gitanos, la memoria de su marginación civil y racial; en el caso específico de la música, que hoy llamamos flamenca, la memoria de abundantes siglos de tradición musical andaluza, lo cual equivale a decir oriental, bizantina, morisca, judía, etcétera. El libro comienza con una soberbia frase de Caballero Bonald: "El cantaor no inventa: recuerda." Hay que tener en cuenta que en el flamenco, como en todo arte profusamente existencial, hay una moral de la memoria y hasta una metafísica de la memoria.»
El autor ha realizado «una lectura emocional» del cante en unas coordinadas sociales. «Muchas de las páginas del libro están escritas más con el rigor de la pasión que con la pasión del rigor, y a la vez, una tentativa de situar el fenómeno eminentemente musical que es el cante dentro de unas situaciones históricas, raciales, sociales e incluso económico-políticos en que el cante se ha desarrollado. Hay, pues, un trabajo de investigación y, por otro, el pago de una deuda emocional que como disfrutador de música tengo contraída con el flamenco.»
Entre las diversas teorías existentes, Félix Grande arriesga una definición del flamenco. «Me parece espléndida la que ha propuesto José Monleón: "El flamenco es una tragedia en primera persona." Lo que yo leo en esa frase es que el cante expresa la memoria colectiva de gran parte de los andaluces de las clases desposeídas y de gran parte de los gitanos, pero lleva adelante esa expresión desde lo más profundo del corazón de un cantaor, de un bailaor o bailaora, o de un guitarrista. Nuestra lectura del cante no debe renunciar a la historia civil de las comunidades donde ha nacido, pero tampoco debe renunciar, bajo ningún concepto, a comprender la escalofriante cantidad de intimidad personal que emerge de un cante.»
Sobre la aportación de lo gitano en el flamenco, señala: «Los gitanos no han creado nada parecido al flamenco en ningún lugar del mundo. La plataforma del flamenco es Andalucía, y sólo Andalucía. Pero sin la tensión racial, la disposición para el ritmo, la capacidad de consuelo y desconsuelo del pueblo gitano, el flamenco, si existiese, sería sin ninguna duda una música diferente, con menos capacidad expresiva, dramatismo y vehemencia rítmica. Sin la Baja Andalucía no habría cante; sin los gitanos, el cante no sería una de las músicas más hermosas del mundo.»
Félix Grande acepta la incrustación en el flamenco de otras músicas, como el jazz o el rock. «No soy un purista, afortunadamente. Creo que las tentativas de incorporación de otras músicas al universo melódico y expresivo del flamenco, en unos casos, pueden fracasar; pero en otros pueden enriquecerlo. Yo sé que esta permeabilidad actual del flamenco escandaliza a los puristas. Olvidan que muchos grandes cantaores agregaron al esqueleto del, flamenco acarreos musicales de otras procedencias, como en el caso de la malagueña de Enrique el Mellizo, donde hay préstamos de la música religiosa. A su aparición, el flamenco no era una música pura, sino el resultado, sobrecogedor, de una reunión de músicas de distinta procedencia. Galileo demostró que la tierra se mueve; la música, también.»
El flamenco, y la música en general, se puede rastrear en su obra poética, donde «la frecuentación del flamenco se traduce en ciertas constantes rítmicas, expresivas e incluso temáticas, así como en el enriquecimiento de mi mundo emocional».
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