Peor que hace seis meses
«No nos hacemos ilusiones ni creemos que nadie deba hacérselas. Por encima de los buenos deseos de las autoridades, el incimento de la delincuencia es una triste secuela de las características de las sociedades modernas y, sobre todo, de las grandes concentraciones urbanas; mal podríamos ser nosotros una excepción donde países con muchos más medios son impotentes para suprimir un mal cuyas raíces están demasiado profundas para que puedan ser extirpadas en poco tiempo.Pero eso no justifica la inacción. Algo, bastante, se puede hacer. Y el país no cree que se esté haciendo, sobre todo en el aspecto judicial. Es frecuente el caso de delincuentes que entran en los juzgados por una puerta y salen por la otra. El propio ministro lo ha reconocido al pedir que se modifique el régimen legal de libertad provisional, que produce tan escandalosas consecuencias. ( ... )
El problema del terrorismo en las Vascongadas es infinitamente más complejo, porque tiene un fondo político que rebasa con mucho el marco de la delincuencia propiamente dicha. Es lo que hace su solución más difícil y larga. Tampoco debe nadie hacerse ilusiones al respecto. Durante mucho tiempo. a todo lo que en ese problema podemos aspirar es a conllevarlo. Pero también hoy ahí existe una conciencia social generalizada de que ha faltado una política inteligente. firme y con imaginación. a cuya falta hay que atribuir que el problema se haya enconado de día en día. ( ... )»
Abrimos un margen de confianza al Gobierno Y a su ministro del Interior. Creemos que es de ahí de donde pueden venir las soluciones, si es que vienen. Por la tribuna del Congreso han desfilado los portavoces de los distintos grupos parlamentarios; demasiados. Y hace tiempo que el país ha dejado de mirar a esa tribuna con esperanza, ni tan siquiera con interés. Lo señalamos como un hecho y, por supuesto, sin ninguna satisfacción.
25 mayo
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