El jefe de Personal del Ejército, dos coroneles y un chófer, asesinados en Madrid por un comando terrorista
Dos individuos disfrazados, armados con metralletas y granadas de mano, asesinaron ayer en Madrid, a las nueve y cuarto de la mañana, al teniente general Luis Gómez Hortigüela, jefe superior de Personal del Ejército; sus colaboradores los coroneles Agustín Laso Corral y Jesús Ávalos Jiménez, y el conductor civil Lorenzo Gómez Borrero. El atentado se produjo en la calle del Corazón de María, esquina a Clara del Rey, y los terroristas actuaron con total impunidad, dadas las características del lugar y la falta de escolta del coche oficial donde viajaban las víctimas, que hacía el recorrido todos los días sobre la misma hora para llevar a los oficiales al trabajo.
El teniente general Gómez Hortigüela y sus ayudantes salieron poco después de las nueve de la mañana de su domicilio, situado en la colonia de pisos de militares del número 3 de la calle de Luis Salazar. El coche oficial en que viajaban, un Seat 1430 negro, matrícula ET-59413-O, tenía que salir obligatoriamente hacia la calle del Corazón de María y de ésta hacia la confluencia con Clara del Rey, puesto que ambas son de dirección única.Al acercarse a este punto, a unos cien metros de la esquina de Luis Salazar con Corazón de María, el vehículo aminoró velocidad, puesto que enfrente hay un cruce con semáforos. No se sabe con certeza desde cuándo estaban en el lugar los asesinos, pero, en cualquier caso, se encontraban esperando cuando el coche oficial pasó junto a la acera.
Los dos individuos iban vestidos con monos azules de trabajo y llevaban casco blanco, del tipo de los utilizados por los trabajadores de la construcción, además de unas bolsas de plástico usadas. Por todos estos, detalles, podían confundirse perfectamente con los trabajadores de las construcciones que se realizan por los alrededores del lugar.
Aprovechando la poca velocidad del vehículo donde viajaban los militares, los dos asesinos se acercaron a él, sacaron sus armas v dispararon dos ráfagas de metralleta, al parecer una por el costado del conductor y otra por la parte de atrás. Los cuatro ocupantes del coche fueron alcanzados e inmediatamente después los terroristas arrojaron una bomba, seguramente una granada de mano, que explosionó dentro del coche. Los dos autores del atentado se dirigieron acto seguido, a pie, haciala esquina de Corazón de María con López de Hoyos, junto al Colegio Simancas, donde estaba aparcado el vehículo en el que huyeron, un Seat 124 blanco, matrícula de Valladolid. No ha sido confirmado si en su interior esperaban otros dos terroristas, con lo que serían cuatro los participantes.
El automóvil huyó por la calle de López de Hoyos en dirección a un nudo de calles con salidas a la autopista de circunvalación, M-30, tanto en dirección norte como sur, y a la calle de Arturo Soria y zona de Canillas. Fue hacia ésta adonde finalmente se dirigieron.
Cuatro testigos
El lugar donde se produjo el atentado debía haber sido escogido con mucho detenimiento por los terroristas, porque ofrecía condiciones muy favorables para su acción. Es una calle de escasa circulación peatonal, no hay portales a un lado ni a otro y las salidas, muy próximas, conducen a vías de alta velocidad, que facilitan una rápida huida. Además, el teniente general hacía siempre el mismo recorrido sobre la misma hora. No llevaba escolta.
Por estas circunstancias, sólo cuatro personas que pasaban casualmente pudieron presenciar los hechos directamente, además de los niños del coleglo citado que pudiera haber en la calle. Los cuatro testigos fueron llevados a declarar a la Brigada Regional de Información. Entre ellos había una chica. que sufría un fuerte shock nervioso.
En la zona habitan gran número de oficiales del Ejército, por lo que es frecuente la vigilancia de policías militares. Una patrulla de éstos prestaba servicio justamente en la colonia donde vivía el teniente general Gómez Hortigüela, en la misma puerta, por lo que no pudieron ver los hechos ni acudir a tiempo tras el atentado.
A consecuencia de las ráfagas y la exploslón de la bomba, resultaron muertos en el acto los tres militares, mientras el conductor quedó gravemente herido, con varios impactos de bala y salida de la masa encefálica. Inmediatamente fue recogido por el portero de una casa próxima y trasladado a la residencia de la Seguridad Social La Paz. Aquí falleció a los pocos minutos de ingresar.
Mientras tanto, el automóvil oficial había quedado con el techo reventado y todos los cristales destrozados. Dentro de él estaban los tres cadáveres: el coronel, que ocupaba el asiento delantero, recostado contra un cristal, y los otros dos, sobre el asiento trasero. Inmediatamente comenzaron a acudir patrullas de la Policía Nacional y la Guardia Civil, así como numerosos militares y curiosos. El coche fue cubierto con una manta y un sacerdote que se acercó administr la extremaunción a las tres víctimas.
A los pocos minutos se presentaron en el lugar de los hechos el vicepresidente para Asuntos de Defensa y la Seguridad Ciudadana, teniente general Gutiérrez Mellado, y el jefe del Estado Mayo del Ejército, teniente general Gabeiras. Más tarde acudió el ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún.
También acudieron ambulancias y personal del juzgado militar para levantar los cadáveres, pero el estado de los mismos era tal que se decidió no moverlos de dentro de coche, sino que fue llamado un furgón de la Guardia Civil de gra tamaño, destinado al transporte de caballos, en el que fue introducid el coche, cubierto con la misma manta.
La operación resultó dificultosa debido a que la rampa del camión no era apropiada. Primero se intentó empujar con un Land Rover de la Guardia Civil, después se acercó una grúa y, finalmente, el coche hubo de ser elevado prácticamente a pulso por los miembros de las Fuerzas del Orden presentes. Dos horas en total estuvieron los cadáveres dentro del coche, mientras un reguero de sangre se extendía por el suelo. Los cuerpos estaban fuertemente dañados por la explosión. En la acera, entre la gente que miraba, surgieron gritos contra ETA y vivas al Ejército. Un trabajador de las obras adyacentes tapó con arena la sangre.
El furgón con el coche se dirigió directamente al Hospital Militar Gómez Ulla, donde llegó hacia las doce del mediodía.
Personalidades en el domicilio
Mientras se desarrollaban estos hechos, en el domicilio del teniente general Gómez Hortigüela se presentaron numerosos militares y autoridades, entre éstas los tenientes generales Gutiérrez Mellado y José Gabeiras y el ministro de Defensa, señor Rodríguez Sahagún, que permanecieron veinte minutos en el piso.
Después, un hijo del teniente general Hortigüela pidió que no subieran más que familiares íntimos a la vivienda. En el balcón de ésta aparecieron poco después dos banderas de España con crespones negros. Se da la circunstancia de que una hija del fallecido, Pilar, iba a casarse hoy, también con un militar. Pilar era la penúltima en edad de los cinco hijos del teniente general.
Casquillos "parabellum"
La Jefatura Superior de Policía de Madrid facilitó a media mañana una nota oficial en la que relata los hechos e indica que el coche en que huyeron los terroristas había sido alquilado el pasado día 23, en Burgos, por una persona que utilizó un camet de identidad extraviado por su propietario en Bilbao.
También da cuenta de que en el lugar de los hechos fueron recogidos 52 casquillos de bala, calibre nueve milímetros parabellum, marca FN, loque hace «sospechar fundamentalmente que los asesinos pertenecen a la organización terrorista ETA».
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