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Weizman se niega a participar en las negociaciones con Egipto

La negativa del ministro de Defensa de Israel, Ezer Weizman, a participar en las negociaciones con Egipto sobre la autonomía de los territorios ocupados, constituye una pesada hipoteca para el primer ministro, Menahem Begin, cuyo plan de veintidós puntos acaba de ser aprobado por la comisión ministerial de «los once» en Jerusalén.La negativa de Weizman equivale a un rechazo del plan de Begin y significa que el ministro de Defensa no quiere verse mezclado en una negociación que considera como «un compromiso anticipado», según ha declarado a este corresponsal uno de sus colaboradores, «dadas las peticiones extravagantes y las formulaciones provocadoras» del plan en cuestión.

Durante el agitado debate en la comisión ministerial, de siete horas de duración, hubo vivos altercados entre Begin y su ministro de Defensa.

Según el proyecto de Begin, la fuente de la autoridad y de la legitimidad de la autonomía seguirá perteneciendo al Gobierno militar israelí. Weizman considera que esto constituye un contrasentido, ya que los acuerdos de Camp David estipulan expresamente «la retirada del Gobierno militar... y su reemplazo por una administración autonóma, salida de unas elecciones libres en Gaza y Cisjórdania». Según el ministro israelí, la fuente de la legitimidad del régimen de autonomía deberá surgir del acuerdo que, sobre este punto, concluyan las negociaciones con Egipto, las cuales precisarán, a la vez, la naturaleza y las prerrogativas del futuro consejo palestino autónomo.

Oposición a la confiscación de tierras

Por otra parte, Weizman se opone a la confiscación de tierras árabes, incluso si éstas no están incluidas formalmente en los registros catastrales como propiedades privadas, desde el momento en que son explotadas por campesinos palestinos.

Finalmente, Weizman considera inoportuno plantear en el plan de autonomía, presentado por Israel como plataforma negociable, los objetivos políticos principales de Israel: la intención de reclamar la soberanía para Israel de Gaza y Cisjordania al cabo de los cinco años de régimen de transición, y la decisión de Israel de no permitir jamás la creación de un Estado palestino en los territorios ocupados. «Lo único que se puede conseguir con ello es irritar a los egipcios y colocar al presidenie Sadat ante nuevas dificultades», dijo Weizman.

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