_
_
_
_

Mauritania, entre el Polisario, París y Rabat

Para no ser tragada por el Polisario, Mauritania tuvo que recurrir a la ayuda militar marroquí. Para que ese Ejército extranjero no se vuelva contra ellos, los mauritanos requirieron el apoyo militar y político de Francia. Para protegerse de París, Nuakchott debe obtener una ayuda financiera que los países árabes productores de petróleo sólo dan a cuenta gotas y con condiciones.

El Gobierno del primer ministro Uld Busseif, apenas poco más de un mes después de nacido, se ve obligado a obtener resultados concretos en el conflicto del Sahara en plazos extraordinariamente breves, porque la práctica bancarrota financiera en que se encuentra su país no le permitirá aguantar más allá del verano sin soluciones.En el interior del país los civiles y los progresistas, apartados dos veces del poder en un solo año, contemplan estas dificultades con ciertas esperanzas. Los rumores sobre la liberación del ex presidente, Uld Daddah, se suceden, Algunos le dan ya por liberado y le suponen en Boutlimit con su familia, o en Nuadhibu, a la espera de una autorización para partir hacia Túnez.

Tanto el coronel Uld Sidi como Abdelkader desmintieron categóricamente a EL PAÍS que esta liberación se haya producido e incluso que la cuestión haya sido tratada por el CMSN. Para ellos se trata de rumores interesados, procedentes de la familia o de Senegal y Francia, con los cuales se les quiere presionar para que traten la cuestión. La impresión, sin embargo, es que, al menos para este Gobierno militar, la era de Uld Daddah ha concluido definitivamente.

En medio de la frágil situación a que hace frente el poder, el problema negro se acentúa amparado en los errores del Gobierno, que en una coyuntura tan crítica para Mauritania ha tenido la idea de elevar a fines del año escolar actual los coeficientes de la enseñanza del árabe, con lo cual condena a numerosos alumnos negros, que no habían o no escriben el árabe, a no pasar de curso.

Cuestión negra

En Maurítania, el menor pretexto, como el actual, pone inmediatamente sobre el tapete toda la conflictiva coexistencia de dos comunidades, los beidans (blancos) y los negros. En un país en donde la esclavitud fue abolida sólo muy recientemente -en 1956-, subsisten, aunque camufladas y toleradas, unas dependencias de los negros hacia los blancos de práctica esclavitud.En lo que a finanzas concierne, el país se encuentra en bancarrota -bancarrota técnica, como prefieren precisar los expertos-. Las facturas de importantes gestos militares que no habían sido contemplados en el anterior presupuesto han comenzado a llegar. Las suspensiones de pago son casi generalizadas. El Estado sigue siendo, con mucho, el principal cliente de la economía nacional en donde la mayoría de las empresas y los bancos, incluido el central de Mauritania, están también en bancarrota.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La exportación de mineral de hierro contribuye en más de un 80% a los ingresos por exportaciones del Estado, pero vive serias dificultades debido a las bajas de los precios del hierro en el mercado mundial, a la explotación de nuevos yacimientos que hacen cada vez más competitivo el mercado. A ello se unen las dificultades encontradas por el Gobierno mauritano para la financiación del proyecto de Guelbs, que debía haberse iniciado a principios de este año y que todavía no ha sido aprobado definitivamente por el Banco Mundial.

El proyecto de Guelbs, explotación de otros yacimientos de hierro en zonas próximas a los actuales de Zuerat, son la esperanza del Gobierno mauritano en este terreno. Después de que el coronel Busseif aceptara las condiciones del Banco Mundial sobre el control financiero de la inversión, a lo cual sus antecesores en el poder se hablan mostrado reticentes, el consejo de administración de dicho banco, en su próxima reunión, en junio, será quien decida definitivamente el desbloqueo de los fondos necesarios para comenzar los trabajos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_