Restablecida la paz entre los "ayatollah" Taleghani y Jomeini
El enfrentamiento que se esperaba entre los dos líderes religiosos iraníes con mayor prestigio, Taleghani y Jomeini, no ha tenido lugar, después de la segunda entrevista que ambos sostuvieron ayer en Qom, poco después de que el ayatollah Jomeini recibiera al primer ministro, Melidi Bazargan, y todo su Gabinete.En una intervención radiada a todo el País, el ayatollah Taleghani afirmó que Jomeini «era su guía y su fe», pero dejó la puerta abierta a la esperanza de las fuerzas políticas laicas, al afirmar que era «necesario controlar las actividades de los «comités islámicos», infiltrados por personas corruptas». Precisamente, las fuerzas progresistas laicas esperan una normalidad democrática en base a la disolución de los citados comités y el traspaso de su autoridad a la policía.
El propio Jomeini reconoció que era conveniente controlar las actividades de los «comités islámicos», pero se declaró totalmente opuesto a su disolución, «en tanto permanezca vigente el peligro de una contrarrevolución».
Periodistas y diplomáticos destacados en Irán piensan que esta negativa del ayatollah Jomeini no es sino el reconocimiento del poder religioso en la actual etapa política iraní, superior al civil que representaría el Gobierno de Bazargan.
Por su parte, el ministro de Justicia anunció ayer que pronto será promulgada una amnistía. Assadollah Mobasheri especificó que «los que tengan manchadas las manos de sangre y los torturadores» no se beneficiarán de esta medida de gracia.
Lo que parece ser una primera medida para controlar los «comités» provino el pasado jueves del procurador general, que en un decreto oficial estipulaba que los mencionados «comités» no podrían efectuar a partir de ese día arrestos arbitrarios, los órganos de la policía son reintroducidos en sus funciones y derechos, siendo su testimonio el único válido para las encuestas judiciales y obligando a los «comités» a dar cumplida cuenta de sus actividades a las comisarías más próximas.
Tales medidas parecen ser del agrado de liberales y progresistas laicos, enemigos declarados del ayatollah Jomeini, que en un discurso pronunciado ayer les hizo responsable de intentar sembrar la discordia entre el clero, interpretando su enfrentamiento con Taleghani, y les acusó de ser «agentes del extranjero».
Ante estas perspectivas, algunos miembros del Frente Nacional Democrático han expresado recientemente su opinión de que el porvenir no se les presenta favorable, «ni siquiera para aquellas personas que destacaron en el antiguo régimen por la defensa de los derechos del hombre».
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