Emocionalismo nuclear
Con fecha 3 de abril se publicaba en EL PAIS un artículo de sus corresponsales en Bilbao y San Sebastián, titulado «El Consejo General Vasco envía una delegación técnica a Harrisburg». En el mismo, y tras una breve alusión a una reciente conferencia que, a invitación del Comité Vasco de Tecnología, di en Bilbao, se dice que los antinucleares «no tuvieron que esforzarse en volver contra el señor Gallego sus propios argumentos, se limítaron a remitirle a las páginas del periódico, etcétera».Le remito la presente carta por cuanto, dado el prestigio del periódico que dirige, es posible que los lectores crean que tal afirmación es cierta, cuando no lo es. De haberlo sido, me hubiera permitido sefíalar que «el emocionalismo» al que aluden los corresponsales era igualmente claro en el tratamiento que se estaba dando al caso de Harrisburg, dado que un accidente que ha sido calificado como el más grave que haya ocurrido en las centrales nucleares comerciales de hecho no ha producido una sola víctima ni causado exposiciones de radiactividad que puedan calificarse como peligrosas para la salud humana. Es más, caso que hubiera habido verdadera peligrosidad, se habrían puesto en marcha los previstos planes de evacuación. A pesar de la imaginación vertida en el tema, el hecho es que la industria nuclear conserva su récord de seguridad para la población, y en las peores condiciones, como en Harrisburg, parece que da tiempo para que las posibles personas afectadas puedan salir de la zona de peligro. Creo que parece evidente que muchos otros casos son más dañinos de hecho en víctimas humanas y son tratados con mucho menos «emocionalismo» que el nuclear.
De hecho, la conferencia la pronuncié antes de que se produjera el accidente de Harrisburg.
Director gerente del Forum Atómico Español)
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