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Decenas de "pequeños" accidentes

Hace pocos meses se efectuó en Idaho (Estados Unidos) un experimento nuclear, denominado «operación Clue», que trató de demostrar, con éxito, que en el caso improbable de una explosión nuclear las medidas de seguridad de las centrales eran suficientes. Sin embargo, en febrero de 1978 un funcionario del Gobierno había declarado que entre 1951 y 1962 se habían producido en Estados Unidos no menos de mil casos de contaminación por explosiones nucleares pacíficas.En enero de 1978, los restos del satélite soviético Cosmos 954 produjeron una nube radiactiva, que ocasionó una gran conmoción en la opinión pública mundial y un grave riesgo de contaminación en una amplia zona de Canadá. Con motivo de este hecho, la prensa publicó las declaraciones de un disidente soviético que hablaba de un grave desastre producido en la URSS en 1958, y que habría producido centenares de muertos y una zona devastada de mil kilómetros cuadrados.

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Los accidentes, considerados no graves, producidos en centrales nucleares han sido lo suficientemente frecuentes como para preocupar a Gobiernos y organismos internacionales. El pasado año, la República Federal de Alemania dedicó 40.000 millones de pesetas para seguridad en materia nuclear. En ese país, de catorce centrales nucleares sólo cinco funcionan sin fallos y varias centrales han sido cerradas por decisión judicial. Asimismo, la CEE dedicó 1.658 millones de pesetas a investigación nuclear en un plan contra el terrorismo nuclear.

En agosto del pasado año, el centro de investigación nuclear de Aldermaston (Gran Bretaña) fue cerrado debido a trece casos de contaminación. En la central canadiense de Pickering se produjeron dos fugas radiactivas en poco más de un año. Lo mismo sucedió en la central belga de Tihange. Y en 1975, en la India, con una explosión que obligó al cierre indefinido de la planta nuclear. Numerosas estadísticas demuestran el incremento de enfermedades en las zonas próximas a una central.

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