La salud del deseo
Luis García Berlanga, realizador cinematográfico y erotómano por afición y vocación, escribió en su día el siguiente texto justificativo de la colección que dirige y que patrocina el premio de narrativa erótica: «Alguien tendrá que pedir perdón por los años perdidos.Mientras tanto, aquí estamos todos, o casi todos, intentando enlazar los buenos tiempos, apresurándonos en el reencuentro, hinchando tanto el gozo que apenas si vemos solución de continuidad entre el deseo antiguo, heredado, y éste aparecido ahora a la sombra de las muchachas en flor de las revoluciones.
Y no es así. Los Savanorola, los enterradores color ala de mosca, no sólo nos pintaron sucias manchas de tinta sobre los hermosos senos. Su labor fue más insidiosa y las consecuencias más tristes de lo que creemos. La cosa no fue que, un día sombrío, se tapó a Gilda y, otro bullanguero, se destaparon sus hijas. Esto es la trampa, el pequeño juego de cartas postales articuladas.
La represión creó un cuerpo armado con hermosos látigos morales, y al castigarnos cotidianamente dejó la huella, la dulzura y la comodidad de la absolución como valor aceptado, como tranquilizante despachado con receta.
Y esta beatitud controlada y paternal, con otros disfraces, con otros arrebatos, con santones nuevos llegados de todas las ideologías, subsiste y se eriza ante las agresiones.
Es lamentable que uno, al presentar una colección libre, sienta aún el hormigueo de lo prohibido; es descorazonador que todavía los amigos nos guiñen el ojo ante el anuncio de libros sobre algo tan sencillo como es el placer.
Pero aun con este trauma de lo clandestino, vamos a intentar que los libros estén ahí, al alcance de vuestro regocijo, y deseamos que esta batalla, desigual porque nuestros ojos están cegados todavía por tantos años de mazmorra moral, sea, en definitiva, más ventana que contienda, y hasta puerta que abrir para el ingreso en una sociedad más generosa.
Queremos dar aire que respirar, porque el deseo es salud, y, sobre todo, queremos recuperar el culto a la erección, al hedonismo, a las fértiles cosechas que una buena y gozosa literatura puede ofrecernos. »
Babelia
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