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"La vieja memoria" pretende levantar acta testimonial de la guerra civil

Entrevista con su realizador, Jaime Camino

Jaime Camino estrenó ayer su séptimo largometraje, La vieja memoria, un filme con planteamientos documentales en el que se pretende analizar la guerra civil española y, más concretamente, el recuerdo de que la guerra civil tienen sus protagonistas. Dolores Ibárruri, Federica Montseny, Abad de Santillán, Gil Robles, Tarradellas, Fernández Cuesta, José Luis de Vilallonga y un amplio etcétera relatan sus recuerdos.

«El planteamiento básico -declaró a EL PAIS su realizador- consistía en recoger en imágenes el testimonio y el recuerdo de los protagonistas de nuestra guerra civil. Había una necesidad urgente, fundamentalmente por la edad de dichos protagonistas. Este es el primer planteamiento: el de levantar acta testimonial de aquellos sucesos. La selección de los personajes estuvo muy condicionada, a veces, por su difícil ubicación: gran parte de ellos estaban todavía en el exilio -la película fue realizada entre el otoño de 1976 y enero de 1978- y algún otro se negó a participar, concretamente, Ramón Serrano Súñer. El proceso fue sorprendente para mí mismo. A medida que iba avanzando en el rodaje de las entrevistas opté por desaparecer en tanto que autor y emplear un método para las entrevistas que permitiese a los personajes dar rienda suelta a sus recuerdos, a la vez que abandonaban paulatinamente los esquemas previos y anquilosados. Era un modesto empleo del psicoanálisis.»«En realidad -añade Jaime Camino-, hasta muy avanzado el trabajo, no empecé a vislumbrar cuál podía ser la película que dentro de una duración normal, pese a que La vieja memoria casi dura tres horas, pudiese utilizar parte del abundante material rodado, de una forma útil, clara y en lo posible sintética. El camino elegido fue el de partir de la proclamación de la República, el 14 de abril, y que el período histórico que concluye con la derrota de la República fuese narrado por los propios personajes. El total de lo rodado sería, aproximadamente, diez veces más de lo que se ve en la película exhibida.»

«En las entrevistas se producía un fenómeno muy específico y relativo a la memoria. Los personajes, con el transcurso del tiempo, ya no voluntariamente, sino involuntariamente, han llegado a creer que su pasado fue de una manera determinada. Lo que es revelador para el montaje de la película es que, frecuentemente, esa idea del pasado se contradice con realidades y hechos, apoyados en pruebas documentales.»

Jaime Camino se inició en el cine a través de los documentales. El documento cinematográfico fue una de sus motivaciones para decidirse por este arte. Sus primeros cortometrajes fueron El toro: vida y muerte, Centauros 1962 y Copa Davis 1965. Tras ello se pasó a la ficción y La vieja memoria es su primer largometraje documental.

«La realización de la película ha sido para mí una gran experiencia política, por dos razones: la primera, porque hizo que ahondase mucho más en el conocimiento de nuestra historia reciente y que, por tanto, mis propios criterios acerca de ella se han modificado y enriquecido. En segundo lugar, porque en la realización y montaje de la película se estaba produciendo en nuestro país el cambio hacia un régimen democrático y resultaba sorprendente el ver cómo en tantas cosas la historia es mimética y se repite a si misma.»

«Quizá existe un tercer factor que quiero destacar, aunque ya lo cité anteriormente, y no es otro que la paulatina desaparición de mis criterios apriorísticos. Comencé la película con una idea preconcebida sobre el tema del filme, la guerra civil. En el transcurso del rodaje y montaje fui apartándome de mis propios criterios, para dejar paso a los protagonistas reales. Esto se nota en el resultado final. Creo que es un documental sobre la guerra hecho de una manera limpia, sin criterios previos y en el que el recuerdo de sus protagonistas crea su propia dialéctica.»

Babelia

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