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Normas del Gobierno chino para la transcripción de sus nombres

El "pinyin" convierte Tsetung en Zedong

No es fácil, de repente, identificar a Zedong con Tsetung, el nombre de Mao. Y, sin embargo, de acuerdo con las normas dictadas recientemente por las autoridades de Pekín, para la transcripción de nombres chinos -normas que EL PAIS ha adoptado ya-, Zedong es como habrá de publicarse en todos los periódicos del mundo impresos -con caracteres latinos.

Normalmente, la transcripción de palabras procedentes de idiomas que emplean un sistema de escritura diferente al nuestro debe hacerse siempre fonéticamente, y cada país ha de proceder de acuerdo con el valor fonético de sus propias letras.Si del árabe se trata, los franceses escriben Sadate para que se pronuncie la t final de Sadat; si del persa, los anglohablantes escriben Khomeini por Jomeini, ya que no cuentan con el sonido de nuestra j, mientras que los alemanes, para pronunciarlo adecuadamente, escriben Chomeini. El español, que no posee los sonidos de la j francesa (ni de su combinación dj), ni de la s sonora, ni de la z italiana, ni de la sh inglesa, tiene que conformarse muy a menudo con simples aproximaciones. Pero éstas estarán, en principio, más en consonancia con el original que con la copia de la transcripción inglesa que se haya hecho de una agencia de noticias. No debería, por ejemplo, escribirse Brejnev (a la francesa), ni Brezhnev (a la inglesa), sino Briesñef, que es a lo más cerca que puede llegar nuestra fonética en la pronunciación del apellido del dirigente soviético.

En esto de las transcripciones podemos, a veces, sorprender al traductor en una trampa. Si en un texto pretendidamente traducido del ruso nos encontramos con Sakhaline en lugar de Sajalin, podremos afirmar que el traductor no conocía el ruso y tradujo, en realidad, de una previa traducción francesa. Y aquí viene a cuento la expresión italiana «traduttore, tradittore». Pero estos principios de transcripción que hemos indicado ya no son aplicables al chino, que aparte de su escritura tradicional, cuenta ahora con un alfabeto romanizado oficial. Los nombres chinos ya no se escribirán en cada país según su propia fonética pero, en cambio, tendrán en todas partes la misma imagen.

Para comprender la iniciativa de los chinos de crear una escritura romanizada general será útil asomarse, aunque sólo sea tímidamente, al ámbito de las especialísimas características de la lengua china y de su escritura. Conviene precisar que cuando aquí se habla de la lengua china nos referimos siempre al dialecto de Pekín, comúnmente conocido como chino mandarín, que es la lengua del Estado.

El chino es un idioma básicamente monosilábico, es decir que, en términos generales, cada palabra consta de una sílaba. En la práctica, empero, existen muchos vocablos compuestos de dos sílabas. Algunos compuestos por una raíz y un sufijo -sílaba- que le hace variar de matiz; otros, formados por dos palabras que, al unirse, constituyen un nuevo concepto: tian (cielo) más qi (talante), es igual a tianqi (tiempo atmosférico). Pero el bagaje de sílabas queda muy limitado por su misma composición (por ejemplo, una sílaba no puede comenzar con dos consonantes), lo que hace que su número sea tan sólo de unas 430. Se comprende que con estas condiciones una sílaba-palabra pueda tener hasta veinte, treinta o más significados. Para aumentar este número de sílabas, que podríamos llamar fundamentales, el chino recurre a los tonos musicales. El mandarín usa cuatro tonos musicales (¡hay dialectos que poseen hasta nueve!) y según se pronuncien las palabras en un tono u otro, adquieren significados diferentes. Así el número de sílabas se cuadruplica hasta unas 1.200; pero, de todas maneras, el número de homónimos es elevadísimo. La sílaba li (en cuarto tono solamente) vale por castaña, ventaja, estar de pie, fuerza, regularización, almanaque, cierto roble, grijo, regañar, severo, otero, imperar, pasar y varios etcéteras.

No es sencillo para un oído occidental captar esta musicalidad china. Pero la verdad es que los tonos musicales también existen en nuestras lenguas. Cuando pronunciamos ¡si! afirmativamente, el tono que damos es distinto al que empleamos para decir ¿sí?, interrogando. Pues bien, esos cambios de tono que para nosotros hacen variar el matiz de la palabra (o frase), en chino sirven para modificar por completo su acepción.

Es necesario formarse idea de estas limitaciones y dificultades de la lengua china, para comprender los factores principales que forjaron el desarrollo de un sistema de escritura en el cual cada sílaba-palabra se representa por un símbolo diferente. Generalizando, podemos decir que cada palabra tiene su signo. Se calcula que hay más de 50.000, de los cuales unos 5.000 son de uso corriente. Estos miles de caracteres no son todos absolutamente diferentes entre sí, pues la mayoría se forma a base de combinaciones de ideogramas llamados radicales, pero, aún así, no es menos ingente el esfuerzo y el número de horas que un niño chino debe emplear para aprender a leer y escribir.

La escritura china, que se remonta al siglo XIV antes de Cristo, con todas sus dificultades, tiene, sin embargo, una extraordinaria ventaja en un país de tan enorme extensión y población. Existen numerosos dialectos chinos, algunos ininteligibles entre sí. Pero si un cantonés que tan sólo conozca su propio dialecto y un natural de Sichuan que sólo hable el suyo no pueden conversar, sí pueden, en cambio, leer el mismo periódico. Pronunciarán los caracteres de modo distinto pero su significado será el mismo para ambos. Igual que cuando se escribe el número 4 un español leerá cuatro, un francés quatre, un inglés,four, y un alemán vier, pero en cada uno de ellos quedará grabada la misma idea creada por el símbolo 4. La escritura china es eso, pero a una escala de miles de símbolos. Lo que hace que la escritura china sea, por ahora, el único vehículo de comunicación nacional general y aún habrá de serlo por mucho tiempo.

Como es lógico, un Gobierno obsesionado por la difusión de la cultura tenía que hallar el modo de simplificar sus métodos para la completa alfabetización del pueblo. Para eso nació el pinyin, sistema de romanización aprobada por el Congreso Nacional del Pueblo, en 1958, y que el Consejo de Estado de la República Popular China ha adoptado ahora como única norma para transcribir en letras latinas los nombres de personas y lugares de su país, para sus comunicaciones telegráficas, mapas, diccionarios y documentos internacionales.

El pinyin ha sido el último de varios sistemas de transcripción del chino a caracteres latinos y es, sin duda, el más perfecto, porque responde a las propias necesidades chinas. En el pinyin los tonos se marcan mediante acentos, pero éstos se omiten en los nombres destinados a publicaciones extranjeras. Y como es un sistema completo de fonética china, nos encontraremos con que, a veces, un sonido que antes representábamos con una sola letra nuestra, puede tener diversos aspectos en pinyin. Por ejemplo, lo que antes era sólo chi para nosotros, en pinyin puede ser qi (siete), zhi (solo), ji (varios), o chi (cimer).

Tras el triunfo de Mao, el Gobierno creó un comité para la reforma del lenguaje chino escrito. Su primera labor consistió en la simplificación de muchos caracteres excesivamente complicados. Y, además, creó el pinyin. Este se aprende del mismo modo que nosotros aprendemos nuestro alfabeto y sirve para la enseñanza de los caracteres clásicos, de manera que los que los estudian tengan una clara base fonética para pronunciarlos y conocerlos.. Asimismo el pinyin contribuye a facilitar el aprendizaje del chino a los extranjeros. Pero sobre todo, y esto tiene una importancia de extraordinario alcance, ha de servir para generalizar la pronunciación pequinesa oficial, sobre la que está construido y, de este modo, unificar. la lengua hablada. Pinyin, efectivamente, significa «unificación de sonido», aunque para nosotros sea, paradójicamente, una unificación de imagen. Antes se escribía Teng (más cercano en español a la pronunciación original) pero ahora será, en todas partes, Deng. Y, a propósito, será bueno recordar que la primera parte de un nombre chino de persona es el apellido y la segunda parte, generalmente compuesta de dos sílabas, el nombre. Deng es, pues, apellido y no nombre.

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