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Norteamericanos, chinos y soviéticos envían tropas al sureste asiático

Los esfuerzos de las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, así como los del gigante de Asia, China, por controlar la situación en el sureste asiático amenazan con reavivar una guerra que, salvo períodos intermitentes, prosigue desde hace cuarenta años.El apoyo incondicional de los soviéticos al régimen de Hanoi, el de los chinos a la dictadura de Pol Pot y el interés norteamericano por defender los regímenes amigos, amenazados por el conflicto, así como el traslado a los hechos de las reciente promesas al hombre fuerte, de Pekín, Deng Xiaoping (Teng Hsiao-ping), se han concretado en las últimas horas en una presencia de tropas y armamentos de los tres grandes en esta zona.

Los chinos han concentrado en las fronteras con Vietnam cerca de 100.000 hombres, al mando del veterano general, Jan Dehqi (Chan Teh-chi), reforzados por doscientos aviones de combate Mig 17 y 19, mientras están embalando armas con destino a los rebeldes camboyanos de Pol Pot.

Por su parte, los soviéticos han decidido presentar algunos efectivos de su flota en el Pacífico para tratar de desanimar a los chinos sobre cualquier aventura bélica contra territorio vietnamita.

Dos cruceros del tipo Kresta, apoyados por varios buques auxiliares, patrullando frente a la costa septentrional de Vietnam, es una contestación efectiva a las recientes declaraciones de Deng Xiaoping en el sentido de llevar a cabo un «castigo» contra Hanoi.

Junto a estas unidades navales soviéticas, la URSS ha enviado dos fragatas ligeras y cinco barcos de comunicación, cuya misión es la de seguir los acontecimientos con toda fidelidad.

Ante esta movilización de efectivos militares, Estados Unidos no permanece inmóvil. Ayer, el portaaviones Constellation (de 84.000 toneladas) con varios navíos de escolta se aproximó a las costas vietnamitas.

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Pero la medida más comprometida de Estados Unidos en la nueva situación del sureste asiático se ha establecido en Washington, donde el presidente, Jimmy Carter, ha solicitado al Congreso estadounidense un aumento de veinticuatro a treinta millones de dólares en la ayuda militar a Tailandia. El primer ministro tailandés, Kriangsak Chomanan, acaba de concluir su visita oficial de dos días a EEUU.

Aparte de entregar el material militar norteamericano, abandonado en Tailandia, por valor de once millones de dólares, Washington enviará próximamente al régimen de Bangkok, según informaciones de la prensa norteamericana, aviones de combate F-5, carros M-60, misiles tierra-aire y equipos de transmisiones. Se trata de reforzar la capacidad militar del Ejército tailandés ante un eventual conflicto con los soldados vietnamitas, que son, sin duda, los mejor equipados de la región.

De todas formas, el ministro vietnamita de Asuntos Exteriores, Nguyen Duy Trinh, declaró que su país está dispuesto, en todo momento, al diálogo y la negociación para resolver los problemas que le enfrenta con China. La negociación será efectiva, añadió Duy Trinh, «cuando los chinos abandonen sus planes expansionistas».

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