Otros tres pesqueros, apresados por Marruecos.
Con el apresamiento en la madrugada de ayer de otros tres pesqueros españoles por parte de Marruecos, el Aguila y el Lasalle, con base en Huelva, y el Juanita Montoya y el Isla Verde, con base en Algeciras, se eleva ya a catorce el número de barcos españoles retenidos en puertos marroquíes y pasa de doscientos el de pescadores afectados. Estos disfrutan de plena libertad de movimientos, pero se encuentran en pésima condiciones de subsistencia porque a los barcos les han sido retirados los inyectores para que no puedan escapar, y carecen por ello de luz y agua en los barcos. Dado que hoy es fiesta en Marruecos, se da por seguro que en el mejor de los casos los pescadores españoles no podrán regresar a sus casas hasta el lunes.
El Gobierno marroquí decidió al fin, después de varias informaciones contradictorias, que la suerte de los pesqueros españoles llevados a Casablanca, Agadir y Safi por las patrulleras marroquíes depende ahora del Ministerio de Transportes de este país, que al parecer ha implantado repentinamente un nuevo sistema de multas.Durante los últimos días, es decir, desde que los primeros barcos fueron apresados el día 5, el Ministerio de Información marroquí, las autoridades de pesca transporte o marina mercante se remitían unos a otros la responsabilidad y la competencia en este caso. Las contradicciones de primeras horas parecen confirmar la impresión ya expuesta por EL PAÍS de que se trata de una advertencia a España después de las declaraciones en Bruselas del ministro Marcelino Oreja sobre el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, las de José María de Areilza en el mismo sentido y las posiciones anteriores de PSOE y UCD.
En algunos medios marroquíes, tan sorprendidos como España por estas actuaciones de la marina marroqui, se cree que las declaraciones de Oreja de que el Sahara no estará descolonizado hasta que el pueblo saharaui se haya autodeterminado, constituyen una violación de supuestos pactos secretos que acompañaron a los acuerdos tripartitos de Madrid de 1975. Estos supuestos pactos explicarían a su vez la pasividad de las autoridades marroquíes desde la marcha verde hasta ayer por las permanentes violaciones del espacio económico marítimo de Marruecos por los pesqueros españoles, así como por el uso de artes de pesca prohibidas.
Está claro que los barcos españoles pescan en las costas marroquíes como les place. Pero lo que resulta oscuro y asombroso, aparte de la «vista gorda» de Marruecos, es que pescadores y patrones de barcos afirmen que a ellos nadie les ha dicho nunca dónde deben y no deben pescar en aguas marroquíes, y que tampoco por parte del Gobierno español se les haya informado de que en realidad el supuesto acuerdo pesquero entre España y Marruecos no está ratificado por Rabat, precisamente porque Madrid no ha suministrado las listas de las embarcaciones autorizadas a pescar.
Según testimonio de los patrones de varios barcos detenidos en el puerto de Casablanca, en un principio las lanchas patrulleras marroquíes que les detuvieron dijeron que se trataba de una inspección de rutina de la identidad de los pescadores. A otros les fue solicitada la licencia de pesca, que en realidad el Gobierno marroquí sabe perfectamente que aún no existe. Más tarde se les dijo que estaban violando las aguas territoriales marroquíes, y sólo a las 48 horas de las detenciones la marina de guerra marroquí formuló por escrito una denuncia concreta sobre violación de aguas territoriales y uso de artes de pesca indebidas.
«Diga en el periódico -pedía a EL PAÍS el patrón de uno de los barcos- que lo peor que nos puede ocurrir fuera de España es ser españoles. Estamos en Casablanca sin dinero y en pésimas condiciones y el cónsul español aún no ha aparecido por aquí. Si les hemos visto es porque nosotros mismos nos hemos desplazado al consulado, y sólo nos recibió el vicecónsul.»
La realidad es que las dudas marroquíes en determinar las competencias de este caso harán que los pescadores españoles tengan que permanecer en los puertos marroquíes por lo menos tres días más, ya que este viernes es fiesta en Marruecos y los organismos oficiales hacen puente. A los barcos les han sido quitados los inyectores para que no puedan escapar y, por tanto, están sin luz y sin agua.
El cónsul español, visitado por El PAÍS, explicó que en realidad él ha realizado algunas gestiones para que por lo menos les devuelvan los inyectores, pero nadie parece contestar en el Ministerio de Marina a sus insistentes llamadas.
Está claro que ya sea porque Marruecos quiera advertir de los medios de presión que tiene contra España, o, en verdad, porque quiere poner fin a esas reiteradas violaciones y a la indiferencia del Gobierno de Madrid ante un acuerdo que no acaba de ratificarse porque no se suministran los requisitos exigidos, los que sufren las consecuencias son los hombres del mar, que han visto toda su carga confiscada y vendida por los propios oficiales marroquíes, y que son los que deben quedarse aquí, con toda libertad de movimientos, es cierto, pero en pésimas condiciones de subsistencia y mal atendidos.
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