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La "República islámica de Irán" nacionalizará la banca

«¿Quién dijo que voy a instalarme en Estados Unidos?», se preguntó ayer el sha de Irán en sus primeras declaraciones a un diario parisiense. En el mismo momento, otro periódico de esta capital conseguía que el consejero económico del ayatollah Jomeini expusiera lo que, en el plano social y económico, sería la enigmática República islámica, que le ha servido de bandera al movimiento religioso iraní para expulsar al sha del país y para movilizar al pueblo.«La prensa, los media, algunas personas bien informadas, son quienes han dicho que voy a vivir en EEUU. ¿Por qué iba a ir yo allí? Me encuentro muy bien en esta tierra del Islam, símbolo de hospitalidad y de fraternidad. No digo que un día no dé una vuelta por otro lugar, pero ahora estoy muy bien aquí», le respondió el sha al antiguo diplomático y escritor iraní Freidune Sahebjam, que le entrevistaba para. la prensa por primera vez. El sha estimó que «no todo el clero chiita es mi adversario, gracias a Dios», y se insurge contra quienes, en su país, lo consideran antirreligioso.

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Bani Sadr, 46 años, según unas declaraciones al diario parisiense Liberation, perteneció al Frente Nacional hasta que, hace algunos años, conoció al ayatollah Jomeini. (La palabra imam es una especie de principio fundamental del chiismo. Significa, al mismo tiempo, coordinación y vanguardia, es decir, Jomeini es el imama porque su pensamiento es la vanguardia del movimiento islámico.) El señor Sadr es actualmente el consejero económico del «profeta» y podría figurar entre las cabezas del eventual futuro Gobierno coránico-revolucionario que, de permitirlo el Ejército, sucedería al actual Gabinete Bajtiar.

Nacionalizaciones

Sobre las medidas que, de entrada, tomaría un posible Gobierno islámico en Irán, en el plano económico y social, el consejero del ayatollah dijo: «Lo primero que yo haría sería realizar una verdadera nacionalización del petróleo para excluir a las multinacionales.»

En este mismo sentido, «renegociaríamos todos los contratos de venta de petróleo». Segunda medida: nacionalización de los bancos y del sistema de crédito. Sobre el mismo capítulo anotó que practicaría otro tipo de nacionalizaciones, aún en estudie).

En tercer lugar, se operaría una reforma agraria en la que «se tomaría como unidad de producción el pueblo, la aglomeración, para que se independicen contrariamente a lo ocurrido con la reforma agraria del sha, que sólo ha aprovechado a los altos; funcionarios».

En el plano social, el eventual cerebro económico del Gobierno islámico iraní modificaría la estructura de las empresas, que pasarían a estar administradas por los que se llamarían «comités imam». Estos comités le fijarían al propietario de una empresa privada la tasa de beneficios anuales. Esta síntesis económico-social del chiismo recordaría vagamente a una especie de maoísmo islámico en el que intentarían cohabitar un pensamiento dictatorial y una democracia utópica.

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