La marginación política de la mujer española
El comportamiento electoral de la mujer española, su actitud dubitativa a la hora de votar y sus tendencias claramente conservadoras son analizadas en un, nuevo volumen de la colección Mujer y..., que edita la Subdirección General de la Condición Femenina, y que acaba de aparecer.Mujer y... 15 de junio es una aproximación a la actitud de participación política de la española, basándose en datos obtenidos de las elecciones generales del 15 de junio de 1977. El libro, del que son autores un grupo, de profesores de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, analiza los datos ofrecidos en las numerosas encuestas realizadas en la campaña electoral y tras las elecciones ante la imposibilidad de utilizar los resultados expresos de la votación, donde no se incluía ninguna determinación de sexo.
Mujer y
. 15 de junioJosé Ignacio Cases, Lourdes López, Mipuel Ángel Ruiz, Francisco J. Vanaciocha. Dirección General de Desarrollo Comunitario. Ministerio de Cultura. Madrid 1978.
Tras pasar revista al proceso histórico que culminó con la inclusión en la Constitución de 1931 del artículo que asegura el derecho al sufragio activo y pasivo de la mujer, el libro analiza, aunque rápidamente, las razones de la escasa participación política de la española a lo largo de la II República y en las Cortes de Franco. La misma tónica de marginación se deja sentir al echar una ojeada a las candidaturas presentadas por los partidos a las elecciones del 15 de junio de 1977. Del total de candidatos sólo un 13% eran mujeres, desigualmente distribuidas entre partidos y circunscripciones electorales. Estas 653 candidatas pertenecían, sobre todo, a los partidos de implantación nacional, como el Partido Comunista, que presentó la mayor cifra de mujeres; eI Partido Socialista Obrero Español Alianza Popular, etcétera. Las coaliciones de extrema izquierda también destacan por el relativamente elevado porcentaje de candidatas, aunque es preciso señalar que en todos los casos mencionados el puesto ocupado en las listas electorales impidió la elección. En este sentido el libro arroja como dato curioso el hecho de que fuera una coalición de extrema derecha, Alianza Nacional del 18 de Julio, la que presentara una mayor proporción de muj eres en primer y segundo lugar de las listas electorales.
A pesar de que, según se señala en este texto de divulgación, son los partidos situados más a la izquierda los más preocupados por los problemas específicos de la mujer, que representaba en junio de 1977 el 52% del electorado, tres semanas antes de las votaciones un sondeo realizado por Sofemasa revelaba cómo la Unión de Centro Democrático era el partido que contaba con las preferencias del electorado femenino. Los programas concretos redactados para ganarse a ese 52% menos receptivo al poder de los mítines o la propaganda escrita, se confunden en el caso de los partidos de derecha y centro con una laudatoria reconsideración del papel de la familia y la necesidad de ofrecerle una mayor protección. Incluso los programas del PCE y el PSOE hacen un hincapié particular en esta primera célula del Estado.
La influencia ideológica de la Iglesia católica se dejó sentir especialmente sobre la población femenina, más sujeta que el hombre, en líneas generales, a los valores tradicionales vertidos a lo largo de una educación profundamente conservadora. Una de las reflexiones finales de este libro, que puede servir de enseñanza de cara a las próximas elecciones, se resume en este párrafo: «La específica "cultura política" de las españolas está condicionada por su educación (mentalidad), más tradicional, más religiosa y menos completa (menos formada) que la del hombre en igualdad de medio.» Razón suficiente para comprender por qué en las actuales Cortes la presencia de mujeres no alcanza el 5% del total de sus miembros.
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