Posible ofensiva armada sandinista en Nicaragua

El primer aniversario del aún no esclarecido asesinato del periodista Pedro Joaquín Chamorro, uno de los más abiertos adversarios del dictador nicaragüense Anastasio Somoza, coincide con una paulatina escalada de la violencia en el país, materializada en enfrentamientos entre el Frente Sandinista de Liberación y la Guardia Nacional.La muerte de Chamorro. ocurrida el 10 de enero de 1978, encendió la mecha del descontento popular contra la dinastía somocista. Para la mayoría de los nicaragüenses, la mano de los Somoza aparece claramente tras las de los asesinos de Chamorro, que ejercía una dura crítica contra el Gobierno desde las páginas de su diario, La Prensa, y que, además, aglutinaba a los diversos sectores de la oposición política en el país.

Como un homenaje a la memoria del periodista. asesinado, hoy está prevista en Managua una marcha popular hasta el lugar donde Pedro Joaquín Chamorro cayó muerto. Los organizadores han insistido en la naturaleza pacírica de la manifestación, pero son muchas las personas que abrigan temores de que la marcha dé lugar a provocaciones, que harían inevitables choques entre la Guardia Nacional y los manifestantes.

Son muchos también los que creen que el Frente Sandinista de Liberación aprovechará la fecha del 10 de enero para iniciar una nueva ofensiva armada contra el Ejército de Somoza. Desde hace semanas, los dirigentes del Frente han insistido en la inminencia de dicha ofensiva, que no ha llegado a producirse.

Sí hay constancia de violentos combates entre la Guardia Nacional y los guerrilleros en la frontera norte de Nicaragua, en la línea divisoria con Honduras. Este escenario es muy distinto al habitual, en la zona fronteriza con Costa Rica, donde están acampados los más nutridos contingentes de la Guardia Nacional.

En los últimos días, según fuentes gubernamentales de Managua, han muerto más de sesenta guerrilleros sandinistas. Los responsables del Frente señalan, sin embargo, que las víctimas no son combatientes del Frente, sino campesinos muertos en los indiscríminados bombardeos con los que la aviación de Somoza castiga las zonas montañosas, donde se supone que existen campamentos guerrilleros. Comisiones de derechos humanos de Managua han hecho denuncias públicas por estos bombardeos, que no respetan objetivos civiles.

En el plano político no se ha producido ninguna variación. Somoza sigue oponiéndose a la celebración del plebiscito en las condiciones señaladas por la comisión negociadora de la Organización de Estados Americanos, que establecen la ausencia del país de la familia Somoza durante la celebración de la consulta. Los dirigentes del desgajado Frente Amplio Opositor insisten, por su parte, en que no habrá nuevas condiciones. La esperada presión diplomática norteamericana tampoco se ha producido. En esta indefinida situación, el único que obtiene beneficios es, tristemente, el propio Somoza, quien consigue algo tan importante como tiempo.