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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una propuesta lúcida

Aunque este librito de Alexandra David-Neel comienza a modo de autobiografía, con el recuerdo de sus primeros contactos con todo tipo de sectas seudo-esotéricas, lo cierto es que pronto se convierte en una amena colección de anécdotas relativas a su época, al irse diluyendo la figura de la escritora en medio de una muchedumbre de personajes que ocupan plaza de protagonistas.En el caso de El sortilegio del misterio nos encontramos con dos determinaciones que incitan a su lectura: por un lado, el carácter de la autora y, por otro, la época en la que vive. Nacida en París en 1868 -y fallecida en 1969, esto es, a la edad de 101 años-, Alexandra David-Neel comienza pronto a interesarse por las religiones orientales, lo que le conduce a entrar en relación con toda suerte de espiritismos. No se puede decir que esta actitud de búsqueda de la realización espiritual al margen del cristianismo imperante en la sociedad europea de finales del siglo pasado fuese, para aquel tiempo, algo fuera de lo común. Hacia 1880 la cultura europea conoce un nuevo brote nostálgico -sobre todo con el simbolismo y el decadentismo- lleno de añoranzas medievales y de influencias orientales, que viene a hacer presa en todos aquellos decepcionados por su religión oficial, católica o protestante.

El sortilegio del misterio

Alexandra David-Neel. EDHASA. Barcelona, 1978.

Lo que, sin embargo, ya no es tan común es que una joven intelectual europea abandone las bibliotecas occidentales y los salones de la clase ilustrada de finales de siglo para emigrar al Tibet como mendicante. Este asombroso viaje -hay que tener en cuenta que Alexandra David-Neel es la primera mujer occidental que llega por aquellos pagos- se prolongará a lo largo de gran parte de su vida, y consecuencia de ello será la publicación de los libros más doctrinales, por decirlo así, de la autora que comentamos tales como Magos y místicos del Tibet, Iniciaciones lamaísticas, entre otros.

Ya al final de su prolongada vida publica, con otras intenciones, El sortilegio del misterio, donde, según sus propias palabras, describe una serie de «paisajes humanos» en lo que los protagonistas serán, en su mayoría, esos buscadores de quimeras tan aficionados a poner su confianza -y a veces su dinero- en el primer charlatán que les prometa el supremo bien espiritual. ¿Qué pensar, por ejemplo, de ese grupo de espiritistas nazis que conciben el despropósito de implorar la ayuda de los poderes extraterrestres en favor de Adolfo Hitler a través de un medium judío? ¿Y cómo considerar la figura de Sâr Merodak Péladan (Josephin Péladan) fundador y gran maestre de la Orden del Templo y de Rosacruz, organizador de exposiciones «rosa crucianas» en los años del simbolismo, con sus extravagantes ceremonias y delirios de vestuario?

La intención de David-Neel e clara: frente a tanta chirigota orientalista y gurus de ocasión propone algo más simple y, a la vez más complicado, el que cada cual sea su propio guía.

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