España, entre los países más dependientes del petróleo iraní
Los países europeos -España, entre ellos- y Japón volverían a ser los más afectados por las restricciones del mercado de crudos si no se normalizara definitivamente la situación en Irán.Irán, con una producción de 276 millones de toneladas, que supone un 9,1 % del total mundial, se coloca en el cuarto lugar del ranking de países productores de crudo.
El petróleo iraní supone para España su segunda fuente de aprovisionamiento de crudo, con una cifra de 12,3 millones de toneladas importadas, por valor de más de 90.318 millones de pesetas, cifras sólo superadas por las importaciones petrolíferas procedentes de Arabia Saudita. Durante el año 1977, las importaciones españolas de petróleo iraní experimentaron un aumento del 17,42%.
El saldo total de nuestro comercio exterior con Irán, en cifras referidas también a 1977, fue de 82.502,2 millones de pesetas favorables a dicho país. España importó por valor de 90.773,5 millones de pesetas y sólo exportó por valor de 8.271,3. El mercado iraní, al que los españoles hemos llegado tarde -en 1978, a raíz de la visita de los Reyes, se comenzaron a acelerar las negociaciones comerciales-, es un mercado difícil, competitivo, muy abierto. Es lógico, ya que todos los países compiten para conseguir lugar en un país que obtiene anualmente más de 20.000 millones de dólares como renta de sus exportaciones petrolíferas.
La producción normal de petróleo iraní puede fijarse en unos 5,5 millones de barriles diarios como media, y le proporciona una renta exterior de 20.000 millones de dólares anuales. A raíz de los últimos acontecimientos que sacuden al país, y a pesar de la vuelta al trabajo en los campos petrolíferos, administrativos de las compañías petroleras han dicho hace dos semanas que la producción de crudo había retrocedido a unos 4,7 millones de barriles por día. La realidad puede ser mucho peor. Según las últimas noticias, la producción habría descendido a poco más de un millón de barriles diarios.
Esta merma de la cantidad de petróleo que acude al mercado internacional no parece que pueda ser suplida por un aumento en la producción de otros países, bien porque se esté trabajando ya a tope o porque esos países se nieguen a desprenderse de sus reservas.
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