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Somoza acepta un plebiscito para ganar tiempo

La decisión de Anastasio Somoza de aceptar con condiciones la celebración de un plebiscito sobre su permanencia en el poder se interpretó en medios diplomáticos de Washington como un intento de ganar tiempo por parte del dictador, que no conducirá a una solución de la crisis de Nicaragua.En los medios citados se da como seguro que las condiciones exigidas por Somoza para la convocatoria del referéndum serán rechazadas totalmente por el Frente Amplio de Oposición (FAO). Sin embargo, la aceptación nominal del referéndum puede permitir que la misión mediadora internacional continúe sus gestiones cuando estaba a punto de abandonar Nicaragua.

El Departamento de Estado norteamericano dio ayer la «bienvenida» a la decisión de Somoza, pero reconoció que es necesario «conciliar» las diferentes posturas de las dos partes, lo que intentará hacer el equipo mediador, compuesto por representantes de Estados Unidos, Guatemala y la República Dominicana.

El llamado «plan de Washington» consiste en principio en la celebración de un plebiscito en el que el pueblo nicaragüense decida si quiere o no que Anastasio Somoza continúe en el poder. Los grupos que forman el FAO piden que la consulta se realice con Somoza y su familia fuera del país y con la Guardia Nacional recluida en sus cuarteles durante las dos semanas anteriores al día del plebiscito.

Somoza se niega a abandonar el país

Somoza anunció ayer que está dispuesto a aceptar la consulta popular sobre su mandato, pero sin abandonar el país. Además, exige que en caso, de resultar derrotado en el referéndum se disuelva la Asamblea Nacional y se convoquen elecciones legislativas de las que saldría un nuevo Gobierno. Este proceso duraría seguramente más que el tiempo que le queda a Somoza en el poder, hasta 1981, lo que será rechazado por la oposición.

Mientras algunos medios informativos estadounidenses destacaban ayer el hecho de que por vez primera Anastasio Somoza parece dispuesto a dejar el poder antes de 1981, en círculos cercanos a la Organización de Estados Americanos (OEA) se veía en la postura de Somoza un burdo intento de prolongar la presencia de la misión mediadora mediante la oferta de condiciones claramente inaceptables para sus enemigos políticos.

La fuerza que puede ser decisiva en el futuro de Nicaragua, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), continúa al margen del proceso y a la espera de lanzar su ofensiva militar contra el régimen somocista.

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