Burocracia

Primero: el lunes, día 20 de noviembre, desaparecesin dejar rastro a amigos o familiares, una hermana mía de veinticuatro años. Dentro de las primeras pesquisas e indagaciones por parte de unos y otros, el sábado día 25 se pone denuncia del hecho en la comisaría de Chamartín. El lunes 27 nos enteramos, accidentalmente, que mi hermana se encontraba internada en el Francisco Franco, víctima de una fuerte depresión y que a dicho centro fue llevada el martes 21 por la propia policía. ¿Cómo se explica que ni antes, ni lo que es peor, después de la denuncia, la policía supiera darnos razón de su paradero?Segundo: pongo un reembolso a un señor de Móstoles, que lo abona el 13 de noviembre. Extrañado el día 25 de no haber recibido su importe reclamo a Correos y me dicen que debo dirigir una carta de reclamación ¡con un sello de ocho pesetas! O sea, que ellos son los culpables, y uno debe pagar las consecuencias.

Tercero: este hecho ya no es personal sino ocurrido a un compañero de oficina. Llama por teléfono a un oftalmólogo de la Sociedad Médica Sanitas para pedir hora. Le dan como fecha el 15 de marzo de 1979. ¡A cuatro meses vista! Vuelve a llamar otro compañero al mismo especialista y al preguntarle la secretaría «si era de alguna sociedad», se le respondió que no, que era particular. Pues bien, ese mismo especialista podía atenderle a los tres días.