El Ministerio de Educación continúa discriminando a parte de los maestros españoles en Alemania
Un grupo de maestros españoles, contratados por la Administración alemana para impartir clases de Educación General Básica a los hijos de los emigrantes, ha denunciado las discriminaciones que sufren por parte de las autoridades españolas.En una carta dirigida al presidente de la Junta de Extensión Educativa de los emigrantes españoles y director del Instituto Español de Emigración, José Antonio Escudero, los maestros exponen las arbitrariedades de su situación laboral y solicitan se les reconozcan, a efecto de antigüedad, los años de servicio prestados en las escuelas alemanas, que se les facilite la entrada en el Cuerpo del Magisterio, se les reconozcan los mismos derechos que a los maestros integrados, y se les indemnice por el período en que fueron discriminados.
Los hijos de los emigrantes tienen tres clases de maestros: los que ya han aprobado las oposiciones al Cuerpo de Profesores y los que están equiparados a éstos, a través de su integración en el Consejo Escolar de la Junta de Extensión Educativa de los Emigrantes -ambos grupos caracterizados por recibir un sueldo de la Administración española y otro de la alemana-, y un tercero, compuesto por un centenar de maestros a los que sólo les paga la Administración alemana por horas de prestación, lo que, en algunos casos supone unos ingresos tan bajos que obligan al maestro a otras actividades, además de la escuela.
La Agregaduría Cultural de la Embajada de España, en Bonn venía integrando a los maestros que daban clases a los hijos de emigrantes en las escuelas alemanas, según quedaban vacantes o se aumentaban las plazas del llamado Consejo Escolar.
Los criterios seguidos por el agregado cultural para integrar a los maestros nunca fueron hechos públicos. Parece ser que esta facultad de designar a dedo fue usada como un arma de control político. Según denuncian algunos, maestros, todo aquel que durante los años de la dictadura destacaba por algún tipo de actividad non grata al régimen franquista tenía pocas esperanzas de ser elegido para el Consejo Escolar y, por tanto, de aumentar sus ingresos.
La sustitución en 1977 del agregado señor Ortiz por el nuevo agregado cultural, del equipo Suárez, Gabriel Salom, despertó las esperanzas de los maestros discriminados. Salom declaró al poco tiempo de ocupar su cargo que sus criterios para cubrir las vacantes del Consejo Escolar serían la antigüedad y la dedicación.
En diciembre de 1977, la Agregaduría de Educación en Bonn propuso una serie de maestros para su integración, pero ésta no se pudo llevar a cabo porque por aquellas fechas el Ministerio de Educación y Ciencia tomó la decisión de integrar solamente a profesores que hubieran superado las oposiciones. El pasado 21 de febrero el Ministerio convoco oposiciones para el cuerpo de EGB. Muchos de los maestros no integrados vieron en esta oposición la única posibilidad de salir del estado de discriminación laboral en el que han vivido en los últimos años.
Su esperanza se vio frustrada con el decreto de la convocatoria de la oposición, que dividía a los profesores en dos clases: los integrados y los no integrados. Mientras que a los primeros les bastó con someterse a un examen formado por veinte temas de pedagogía escolar, los segundos tuvieron que superar tres pruebas: la primera de ellas compuesta por 96 temas que abarcaban las diversas especialidades; la segunda, formada por una de las tres áreas, sociales, matemáticas y naturales o filológicas; y quienes consiguieron aprobar su área tuvieron que examinarse finalmente de alguno de los 64 temas de las Ciencias de la Educación.
El trato discriminatorio llegó, sin embargo, mucho más lejos. El Ministerio sólo otorgó cinco plazas para los no integrados y 84 plazas para los integrados.
Se da la paradoja de que en el Consejo Escolar hay veintiuna vacantes, que deberían servir para integrar a otros tantos maestros. La norma del, MEC, de que sólo puedan acceder a este status maestros con la oposición aprobada, y la política del Ministerio de no dar acceso a los maestros no integrados, ha provocado que estas plazas queden libres a la espera de algún profesor con plaza en propiedad que venga desde España, mientras cerca de un centenar de maestros, algunos de ellos con más de seis años de ejercicio en la emigración, siguen sin ninguna posibilidad de equipararse a sus compañeros integrados.
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