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La Democracia Cristiana italiana niega valor a las confesiones de Moro

Juan Arias

La Democracia Cristiana italiana (DC), que fue el primer partido que pidió la publicación de las supuestas «confesiones» de Aldo Moro a las Brigadas Rojas, ha definido la decisión de la Magistratura de entregar a la prensa el texto íntegro del documento secuestrado en uno de los refugios de Milán como «una oportuna iniciativa del Gobierno». Interrogada por EL PAIS la secretaría general de la DC declaró que, aunque, no está probada la autenticidad de este documento, que sólo en algunas partes refleja el estilo literario de Moro, de lo que no cabe duda es que «las amargas confesiones del líder democristiano fueron el duro precio a la promesa que sus verdugos le habían hecho de salvarle la vida».Según los dirigentes de la secretaría de la DC, bastaría la frase en la cual Moro da las gracias a sus verdugos para comprender en qué estado de presión psicológica hizo sus afirmaciones contra el partido y contra sus compañeros y amigos de toda una vida. Subrayaron que es significativo que, no obstante todas las presiones que le hicieron «en aquel infierno», en realidad Moro no revela nada que no supiera la opinión pública. Por otra parte, añaden los hombres del partido de Moro, «lo saben hasta las ratas que ninguna declaración de un hombre privado de su libertad puede tener un verdadero valor».

Piensan también que incluso donde Moro dice las cosas más duras contra sus compañeros, intenta después cubrirlas de alguna manera. Se refieren a que, a pesar de que califica a Zaccagnini de «indolente sin dolor, preocupado sin preocupación, el peor secretario que haya teniendo la Democracia Cristiana». hablando de su estupor porque no permite el canje con los terroristas para salvarlo, aprovecha para decir: «No comprendo cómo un hombre con la honradez de Zaccagnini ... »

En lo que se refiere a lo que algunos han llamado «el poco coraje de Moro ante sus verdugos», la secretaría de la Democracia Cristiana recuerda que el mismo Sandro Pertini, presidente de la República, ha recordado días atrás que la historia contemporánea está llena de hombres de gran dignidad personal que sufrieron procesos incontrolados haciendo confesiones que no se les pueden adjudicar como. auténticas. «Creo que no sea necesario recordar a la opinión pública y a los hombres sinceramente democráticos los casos de Slansky y Minsdzenthy, que pertenecen a la rica historia del martirio humano.»

Sólo los socialistas y republicanos no han hecho comentarios políticos. Los comunistas titulan .destacado en L'Unitá: «Lo han asesinado dos veces», y destacan las circunstancias de grave presión en que fueron arrancadas estas confesiones. El diario romano La Repubblica, de inspiración radical-socialista, titula a toda página: « Confesó convencido de obtener la libertad.»

Desilusión

El documento, de más de 3.000 palabras, es farragoso y, sobre todo, supone una desilusión porque no contienelas cacareadas revelaciones sensacionales de las que habían hablado algunos órganos de prensa. Es sólo un amasijo de análisis políticos y de continuos flash-back de cuarenta años de vida política italiana. Todo lo que dice sobre los escándalos de la vida pública, la participación en la llamada «estrategia de la tensión» del espionaje internacional, la financiación de los partidos por los famosos Sindona, Crociani e industriales varios, son cosas ya conocidas por la opinión pública italiana.Una de las cosas más curiosas dentro de la amarga dramaticidad de los juicios sin piedad que Moro hace de sus compañeros y de su partido es que estaba convencido de que después de su secuestro se había desencadenado en Italia una verdadera guerra armada y que el baño de sangre podía terminar sólo con el canje de prisioneros terroristas.

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