"La memoria maldita", de Juan Marsé, Premio Planeta de novela
Alfonso Grosso, finalista con "Los invitados"
La concesión del XXVII Premio Planeta tuvo un protagonismo catalán. El novelista Juan Marsé recibía las felicitaciones del presidente de la Generalidad, Josep Tarradellas, al finalizar la cena literaria y social celebrada el pasado domingo. La obra Memoria maldita, presentada por J. Faneca, seudónimo, se alzaba con el primer premio, dotado con cuatro millones de pesetas. La novela La muchacha de las bragas de oro, de Juan Marsé, era el nuevo Planeta.
El autor no se encontraba entre los invitados en el momento del fallo. En esos instantes circulaba por Barcelona, procedente del pueblo de Arbós. Asistió al ceremonial con ropas de «paisano», sin excesivo entusiasmo. Un guiño inocente a la progresía. Tras su encuentro con los informadores, concedió una" entrevista para un programa de televisión en catalán y no quiso participar ayer en Hora 15.Alfonso Grosso, acudía de nuevo al Planeta, esta vez bajo el seudónimo de Georgina Leighton, y volvió a quedar, como hace dos años, finalista con su novela Los invitados. El jurado consideró injusta la diferencia de cuantía entre los dos premios y como excepción, «por la calidad de las dos novelas», aumentó de medio millón a dos millones de pesetas la dotación de la obra finalista. En tercer lugar, de las diecinueve obras seleccionadas, quedó Fuga, hierro y fuego, del escritor mexicano de origen español Francisco Ignacio Taibo.
El jurado estuvo formado por Ricardo Fernández de la Reguera, José Manuel de Lara, Antonio Prieto, Carlos Pujol y José María Valverde. Uno de sus miembros, el editor del premio, destacó el alto nivel literario en la mayoría de las obras seleccionadas y aseguró la gran calidad de las premiadas, junto con su interés de lectura. El editor Lara ya avanzaba el pasado sábado sus tres novelas favoritas, que, como casi siempre, coinciden con las ganadoras. En esta edición añadía la obra En Canarias se ha puesto el sol, presentada con seudónimo, donde se narra la «ulsterización» de Canarias en 1985 y los actos terroristas del MPAIAC.
El editor y miembro del jurado José Manuel Lara admite que el Planeta es un negocio. Ha llegado a decir que el nuevo edificio de su editorial ha sido posible gracias a «los muchachos de la prensa, radio y televisión». Es posible que el premio se sitúe pronto en los ocho millones de pesetas. Para los novelistas su táctica es el escándalo o el enfrentamiento. En autores políticos, la no entrega de un original es señal de que siguen jugando a la política (ejemplo a desarrollar: Torcuato Fernández Miranda). Marsé y Grosso están de acuerdo: creen más en los libros que en los premios, pero reconocen el poder de la promoción. Como en un título de Marsé, Encerrados con un solo juguete, los informadores -invitados se preguntan qué lugar ocupa en el Planeta. Reciben hospitalidad y regalos (libros, gemelos, perfumes, bolígrafos), pero la ceremonia del premio cada vez es más aburrida y superficial.
Con todo el peso de la prohibición inicial y los miles de lectores de Si te dicen que caí, Juan Marsé ha preferido el lanzamiento Planeta a la entrega de la obra a su casa editora, Seix Barral. La muchacha de las bragas de oro, era un título conocido y esperado. Tres años de redacción, una novela realista, clara y sencilla de estructura y lenguaje, según el autor, «la historia de un hombre que se inventa un personaje mientras escribe sus memorias y cómo esta invención convertida en realidad, le estalla en las manos hasta extremos imprevistos». En su opinión, esta novela no tiene referencias a su obra anterior. «A mí me gusta contar una historia sobre aspectos de la sociedad en que vivimos, junto con experiencias personales y recuerdos. Cada vez que me enfrento a un tema son distintos los problemas y soluciones que me plantea.»
Alfonso Grosso «pasaba» del premio. Hacía constante referencia al dinero y a los lectores. En Los invitados se ha centrado en su tierra andaluza para narrar la historia de los cinco asesinatos cometidos en el cortijo de «Los Galindos», un hecho real recreado como crónica y relato.
En una conversación informal, poco antes del fallo, Grosso resumía los hechos como un ajuste de cuentas de «la mafia», palabra que se negó a emplear en la rueda de prensa. «El único culpable de « Los Galindos» es el latifundio; sólo en una extensión de cinco por seis mil hectáreas se puede mantener una plantación de cannabis. Para escribir sobre esta «pequeña Italia» he recorrido la zona y he viajado a Londres y Nueva York, que me ha costado una pasta. Los hechos objetivos están ahí, vistos con el prisma de un artista. En el libro hay mucho de periodismo y mi propia técnica narrativa. En la investigación he sido más británico que la policía española y he comprendido muy bien el problema de Andalucía. La muerte sigue siendo una constante en mi literatura. »
Grosso llegó a insultar a una periodista ausente cuando se planteó si el editor Lara había influido en la elección del tema para presentarlo al Planeta. «No fue ningún encargo. El tema me afectó como escritor sevillano.»
En la fiesta de la concesión del premio hubo desfile de modelos de la casa Nina Ricci, de París, así como prendas de peletería fabricadas en España. En la línea de invierno predomina la figura marcada, en tonos negros, con accesorios de diseño atrevido Si el editor Lara promociona una industria en crisis, la próxima edición puede ofrecer un espectáculo circense.
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