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Medio siglo de dictadura

«La declaración de Somoza según la cual su dimisión provocaría el caos y la anarquía no pasaría de ser un sarcasmo hiriente si en Nicaragua no se hubiera asentado ya la tragedia de una guerra civil incipiente, que amenaza desbordarse en auténtico baño de sangre, sólo evitable, al parecer, con la salida del territorio -esta vez no para volver- del dictador nicaragüense. Pero el presidente Somoza se niega al abandono, aduciendo irónicamente argumentos democráticos en los que nunca ha creído y menos practicado. Su mandato presidencial en este país, sumido en el caos y la anarquía, no expira hasta 1981. ¿Es posible que el pueblo nicaragüense pueda esperar hasta entonces?No, porque una buena parte de él se ha levantado en armas. En una guerra desigual, la fuerza -los tanques y la Guardia Nacional a su personal servicio- está del lado del presidente. Pero la razón del levantamiento popular contra el martillo del clan Somoza, que con tanta dureza ha golpeado a sus súbditos a lo largo de casi medio siglo, hace prever su caída, cuanto antes mejor, para evitar la inútil pérdida de tantas y tantas vidas humanas.

El mundo, cada vez más sensibilizado ante el abuso de poder, la opresión y la violación sistemática de las libertades y los derechos humanos, asiste solidario, pero impotente, a lo que se perfila como el fin de un régimen que ha degenerado en guerra civil abierta entre somocistas y opositores al dictador. ( ... )

No parece probable que tanto el Frente Sandinista de Liberación Nacional como el Frente Amplio Opositor, que agrupa a dieciséis partidos políticos y sindicatos, con una simpatía creciente en el país, vayan a abandonar la lucha. La guerra la gana quien vence en la última batalla. Y pronto o tarde, Somoza tiene la guerra perdida. Lo mejor, pues, sería que las partes contendientes acordasen una tregua, si ésta es posible, para dar paso a una nueva era de paz en Nicaragua.

Habrá que esperar a que Estados Unidos, responsable directo de la dictadura familiar de los Somoza, rompa su silencio sobre la crisis nicaragüense para poder atisbar el destino que le aguarda al hermano país centroamericano, merecedor de mejor suerte.

2 septiembre

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