Somoza, autorizado para abandonar Nicaragua por tres meses
La Cámara de Diputados nicaragüense aprobó ayer (en un a sesión extraordinaria celebrada en medio de rigurosas medidas de seguridad militar) la autorización del presidente Anastasio Somoza para ausentarse de Nicaragua durante un plazo de tres meses. La autorización -al menos «oficialmente»- fue pedida por el propio Somoza. De otra parte, la Corte Militar del país ha procedido al arresto de varios altos mandos militares presuntamente implicados en un intento de golpe de Estado contra la dictadura somozista. La situación política en Managua, en la que a primera hora de la madrugada, hora española, reinaba la calma, es harto confusa. No se descarta la posibilidad de que Somoza abandone el país en las próximas horas, aun cuando constitucionalmente ello no implicara su separación de la jefatura del Estado.
El arzobispo de Managua, Miguel Ovando Bravo, que tomó parte importante en las negociaciones entre el comando sandinista que asaltó la semana pasada el Palacio Nacional y el Gobierno de Somoza, declaró el domingo que el presidente nicaragüense realice «un sacrificio patriótico» y presente su dimisión. El clérigo también justificó la convocatoria de huelga nacional, que fue realizada por los dirigentes del FAO, un conglomerado político que trata de unir a todas las fuerzas de oposición a Somoza.Entre éstas hay que contar a los empresarios, o, mejor dicho, a un amplio sector de los mismos. Las Cámaras de Comercio de Nicaragua, que agrupan a diversas organizaciones privadas y semioficiales, se unieron a este llamamiento de la FAO, según informa desde Caracas nuestro corresponsal Angel Luis de la Calle. Los impulsores del paro confiaban en que la postura adoptada por comerciantes y empresarios aumentará a partir del lunes el escaso respaldo popular obtenido por el llamamiento a la huelga durante el viernes y el sábado.
El paro aumenta
Muchos trabajadores han seguido acudiendo a sus puestos para poder recibir, entre el sábado y el lunes, sus salarios, que se pagan quincenalmente. Los organizadores de la huelga estiman que esas personas se sumaran a ella una vez recibida su paga.Entre tanto, los ecos del asalto sandinista contra el Palacio Nacional, terminado con la liberación de más de setenta presos políticos, aún no se han apagado. En diversas ciudades de Nicaragua, incluida la propia capital, se han sucedido los episodios de violencia, con un saldo, hasta ahora, de cinco muertos. En lugares como Masaya, Monimbo y Jinotepe, escenarios tradicionales de enfrentamientos entre la población y la Guardia Nacional, fueron lanzadas bombas contra vehículos e instalaciones de la policía y el Ejército.
Pero lo más sobresaliente de las últimas horas es, sin duda, el alejamiento ideológico que se vislumbra entro los postulados de las organizaciones cívicas de oposición a «Tachito» Somoza y el Frente Sandinista de Liberación, protagonista de las últimas acciones armadas contra el régimen nicaragüense. Las proclamas guerrilleras, que fueron difundidas a todo el país a través de la radio durante los días que duró la toma del Congreso y que formaban parte del conjunto de condiciones exigidas por los guerrilleros, han producido un marcado recelo entre el empresariado que apoya la petición de renuncia de Somoza. Las alusiones sandinistas contra el sistema capitalista y las promesas de «desterrar para siempre» esas fórmulas de organización socioeconómica han producido ya reacciones notables.
Era de esperar que esta ruptura ideológica se produjera. En un tiempo, las organizaciones civiles de oposición (fundamentalmente nutridas de representantes, de la burguesía media, intelectuales y jóvenes profesionales, algunos de ellos antiguos colaboradores de Somoza), mantuvieron muy estrechas relaciones con los sandinistas, hasta el punto que en sus programas para un Gobierno de coalición se preveía la presencia de representantes del FSLN.
La última acción guerrillera, dirigida contra la sede del Congreso nicaragüense, ha sido incluso aprovechada por el Frente Amplio Opositor para reiniciar su ofensiva contra Somoza.
Ruptura ideológica
La oposición civil quiere adelantarse a los sandinistas en protagonizar el abandono del poder por Somoza, para evitar así la posibilidad de que los guerrilleros instauren, según sus promesas, un Gobierno socialista en el país. Estos grupos, poderosos económicamente y con notables influencias en el exterior, cuentan con el apoyo teórico de Estados Unidos, deseoso de un cambio de imagen en el Gobierno de Nicaragua, pero firmemente opuesto a la existencia de un régimen marxista en Centroamérica.Ante una batería de periodistas extranjeros la dirección del FAO Insistió ayer en que la solución de la crisis nicaragüense «no está en la violencia». Eduardo Chamorro Coronel, que fue rehén del comando guerrillero del Frente Sandinista que asaltó la semana pasada el Palacio Nacional, puntualizó que «reconocemos su capacidad y su audacia, pero ellos no tienen más medio que el fusil y ése no es el camino del cambio en Nicaragua».
En FAO se integra el grupo opositor «los doce», que recorren el país pregonando la «lucha revolucionaria y patriótica del sandinismo», advirtiendo que la organización guerrillera actúa con la autonomía de su dirigencia nacional en las acciones bélicas contra el Gobierno y el Ejército.
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