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Proyacto alemán para controlar el vertido de productos químicos peligrosos

El Gobierno de la República Federal de Alemania prepara en pleno verano y a marchas forzadas el texto de tina ley para la. regulación dell vertido de productos químicos especialmente peligrosos para la salud pública y la conservación del medio ambiente.

Esta ley, cuyo contenido se conocerá al comienzo del nuevo año político, encontrará una fuerte resistencia por parte de los grandes industriales del sector, que constituyen el núcleo fundamental de la economía de este país. La decisión del Gobierno se debe a dos factores políticos fundamentales: si Bonn no optase por elaborar un instrumento legal para luchar contra la contaminación, pronto Alemania se quedaría sola ante el conjunto de países comunitarios que han adoptado iniciativas similares.Por otra parte, el creciente temor de los partidos parlamentarios de la RFA a los grupos ecologistas debe cristalizar uroentemente al menos en forma de compromiso de lucha contra las causas de la contaminación. De no ser así, los verdes de las regiones en vísperas electorales podrían atraer a un suficiente número de electores como para desarticular, al menos en Hessen, el tándem formado por los socialdemócratas y los liberales. Perder en octubre la baza de líessen significaría para éstos prácticamente la pérdida del Gobierno federal en las actuales circunstancias.

Por lo que ha podido filtrarse del proyecto de ley, éste contemplará la posibilidad de prohibición de elaborar ciertas sustancias tóxicas sin previas medidas de seguridad por parte de los industriales. Al tiempo, se anticipa que entrará en vigor un catálogo de elevadas sanciones que fijará una comisión que se creará a tal efecto.

Independientemente de los factores políticos que hayan movido al Gobierno a dar este paso, arriesgando un enfrentamiento con el poderoso sector químico empresarial, pesan en el ánimo de los políticos cada vez más frecuentes accidentes en los centros de producción. Ultimamente se han observado graves fugas de gas clorídrico y gas fluorídrico en el centro de la RFA. El Rin se ha convertido progresivamente en un río sin vida a su paso por Alemania, a pesar de las protestas de Holanda. Del peligro que la industria química no controlada puede significar para la salud de Alemania da una idea el que en este país aparecen en el mercado cada año unos mil productos químicos y un número muy superior de mezclas. El pasado 3 de agosto, la Comisión de la Sociedad Alemana de Investigación, cuyo cometido es el de analizar el grado de peligrosidad de los productos tóxicos, concluyó en un estudio que entre una larga lista de productos peligrosos el cromato de zinc, el alquitrán y el «aceite de brea» son sustancias que con gran seguridad producen cáncer en los trabajadores que los manejan habitualmente.

A su vez, la revista Quick dice en un informe publicado esta semana que en la localidad de Herfa-Neurode (estado de Hessen) la primera firma química alemana, la Basf, tiene almacenados en deficientes condiciones de seguridad 200.000 toneladas de sustancias tóxicas, «capaces para envenenar a toda la humanidad».

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