Asesinatos públicos e impunes
Con esta carta pretendo denunciar un escándalo del que quizá la mayoría de la gente no se haya dado cuenta, incluidos los medios informativos.Desde hace bastante tiempo se proyecta en Madrid una película titulada Ultime grida dalla savana (Hombres salvajes, bestias salvajes).
Se trata de una película sensacionalista, tonta, etcétera. Pero lo que me interesa resaltar es que en ella se ofrecen al espectador « auténticos detalles de la masacre de los indios amazónicos, llevada a cabo por mercenarios blancos», según se figuraba en los anuncios.
A través de los mencionados «detalles» puede verse como algunos jovenes indios desarmados son asesinados y torturados por jóvenes blancos con armas.
Puede, igualmente, contemplar se como uno de los asesinos muestra una cabeza cortada, al igual que un trofeo de caza. Además, todo esto puede contemplarse en color y con sonido.
Y he aquí lo más admirable y sorprendente: se conoce el tipo que rodó esos «detalles». De la misma manera se saben los nombres de los asesinos; se conoce el día en que se cometieron los asesinatos; se conoce el lugar; se sabe también cuánto cobran los asesinos por su crueldad, y ¡qué empresa les mandó!
Es decir, se sabe todo cuanto es necesario para castigar a los culpables.
Sin embargo, no van a ser juzgados. Esa es la razón de que hayan permitido rodar esas escenas: -Sabían y saben que no les pasará nada! Es evidente que no podemos juzgar a estos triple c ... ya que ellos están en Suramérica y nosotros en Europa.
Pero, por lo menos, podemos protestar, presionar para que los Gobiernos suramericanos no cierren más los ojos y los oídos frente a estos asesinatos brutos y sádicos.
Lo que sí me parece escandaloso es que no hagamos nada; que estos asesinatos se cometan públicamente y que nosotros nos dejemos divertir con ellos.
¡Sobre la pantalla mueren «en realidad» nombres para que nosotros nos divirtamos! ¡Qué perversidad! Es inadmisible que a esta gente se la pueda matar impunemente por el simple hecho de que se llaman «indios».
Matar a «indios amazónicos» no es un crimen. Es algo para divertirse, para ver, para oír.... ¡para practicar! Lo repito: ¡Qué perversidad!
Todos somos culpables de estos asesinatos que todavía hoy, hoy mismo, en el año 1978, se cometen diariamente.-
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