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Propuesta de creación de un "Servicio Nacional de la Salud"

La creación de un Servicio Nacional de la Salud, más orientado a la creación, mantenimiento y cuidado de la vida humana, que a la reparación de enfermedades, es uno de los objetivos sanitarios del Partido Socialista Obrero Español. Ello, unido a un control del gasto en productos farmacéuticos, una mayor potenciación de la figura del farmacéutico más allá de mero dispensador de medicamentos y a la necesaria reforma fiscal para la financiación de las mejoras sanitarias, constituyen los aspectos que propone el PSOE para llevar a cabo la citada reforma, según ha quedado expuesto en sus primeras Jornadas Federales de Salud Pública

Las jornadas han sido organizadas por la comisión ejecutiva federal con la colaboración del Grupo parlamentario Socialista y la comisión de salud federal de dicho partido. Numerosos médicos, sociólogos, economistas, farmacéuticos y sindicalistas de la Federación de Sanidad de la UGT han participado en las mismas, destacando entre los ponentes Ciríaco de Vicente, Carlos Revilla y Concepción Sáenz.En las jornadas se criticó la concepción de la actividad sanitaria que contempla el tema desde una perspectiva de tratamiento de la enfermedad y no como un concepto global de la salud. La alternativa socialista parte de una concepción más integral de la salud humana, para lo cual se propone la creación del Servicio Nacional de la Salud, servicio que estaría estructurado por unidades locales, comarcales, provinciales o autonómicas, y centros de especialidades. El Servicio Nacional de la Salud se ocuparía del tema sanitario en todos sus aspectos, no en el meramente asistencia, sino en todos aquellos que pueden influir en la salud como puede ser el habital del individuo, la alimentación, etcétera. «La medicina -dijo el señor Revilla- es un mal menor que tenemos que soportar porque no hay salud. El Servicio Nacional de Salud no debe orientarse a una curación de enfermedades sino que debe encaminarse a promover la salud y considerarla dentro de un proceso de liberación del hombre.»

Este Servicio Nacional de la Salud, según informó Guillermo Galeote, miembro de la comisión ejecutiva del partido, se estructuraría a nivel local, con centros en poblaciones rurales y barrios; a nivel comarcal y centros provinciales que quedarían organizados conforme a criterios descentralizadores por los entes autonómicos, que también podrán crear y mantenerjunto con el Estado, establecimientos para especialidades que requieran mayor complejidad técnica.

Desde esta perspectiva sanitaria la asistencia se basaría en una vigilancia de la salud en materia de vivienda, de asistencia sanitaria, de ausencia de factores de presión subjetiva y objetiva, y la participación de la.población en los mecanismos de control y gestión de la salud. Se descarta la medicina preventiva tal como está concebida ahora, y que fue calificada como uno de los mitos de la derecha.

Dentro del esquema propuesto, la asistencia estaría garantizada por un equipo de profesionales formado por médicos, farmacéuticos como expertos farmacológicos y no como meros dependientes de medicinas, y personal sanitario.

La alternativa sanitaria del PSOE propone que la financiación de estas mejoras se haga bajo una fórmula de transición que se haga con cargo a los presupuestos de la Seguridad Social y el Estado. Según afirmó Ciríaco de Vicente, «Unión de Centro Democrático asume teóricamente ideas de izquierda pero después no las cumple. Entre otras cosas, la financiación de la sanidad nacional entrañaría una reforma fiscal previa».

Respecto al tema farmacéutico, la doctora Concepción Saenz consideró que existen tres factores básicos que condicionan la política farmacéutica: dependencia de las multinacionales al no existir en España una planificación científica sobre las materias primas que tienen que ser importadas, con la consecuente carestía que ello supone; en segundo lugar, el exceso de especialidades farmacéuticas registradas -16.000 en España frente a 3.000 en Suecia- por repetición de productos y asociación de los mismos con fines lucrativos y no de buena terapéutica. En tercer lugar, el sistema de asistencia médica provoca un enorme gasto de medicamentos: la Seguridad Social gasta 64.500 millones de pesetas en medicamentos debido a la mala organización.

«El médico -dijo la señora Sáenz- dedica poco tiempo a las visitas y normalmente lo que se obtiene es una receta.» La doctora abogó por un control de precios de las materias primas, incluso porque la Seguridad Social actuase como monopolio obligando a descenderlos, y por una disminución en el consumo de fármacos, somos el sexto país en consumo. Dijo también que veían al fármacéutico integrado en el Servicio Nacional de la Salud, con una utilización total de sus conocimientos, no limitándolo a la dispensación de la medicina, sino trabajando en el control de los tratamientos. «No pensamos -se afirmó- socializar el servicio de dispensación de medicamentos sino darle su auténtico contenido.»

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