Deshielo aparente en las relaciones de Argel

Argel - 18 jun 1978 - 00:00CEST

El embajador español en Argel, Gabriel Mañueco de Lecea, ha regresado a la capital argelina. Simultáneamente, el embajador argelino en Madrid, Mohamed Kheladi, regresará pronto, al parecer, a la capital. española.La vuelta de ambos embajadores a sus puestos, tras varios meses de frías hasta encontradas relaciones entre los dos Gobiernos, parece traducir el deseo de ambos países de hacer todo lo posible para normalizar las relaciones y responde a una decisión adoptada tras la entrevista mantenida en Nueva York por los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, Marcelino Oreja y Abdelaziz Buteflika.

En aquella ocasión se calificó de «cordial» el encuentro y se dijo que había servido para «desbrozar el camino».

El pasado 23 de diciembre, Mañueco fue llamado a consulta por el ministro español después que aparecieran dos artículos en la prensa oficial argelina en los que se defendía el carácter «colonial» del problema canario.

El jefe de la misión española regresó posteriormente a Argel, tras mes y medio de «congelamiento» de relaciones entre ambos países. Con anterioridad había tenido lugar la visita oficial a Argelia de una delegación del PSOE encabezada por su secretario general, Felipe González.

En el curso de la visita, González dijo que las relaciones hispano-argelinas estuvieron a punto de romperse y manifestó que sus conversaciones con los dirigentes del Frente de Liberación Nacional argelino tendrían una repercusión favorable en el contexto de las relaciones gubernamentales.

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Cobra cuerpo la idea de una entrevista Suárez-Bumedian

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Mañueco volvió nuevamente a Madrid el 9 de febrero al término de una estancia de 48 horas en Argel, durante las cuales los medios argelinos criticaron oficiosamente el contenido de una pretendida «misión» que se le habría encomendado al diplomático español y que fue desmentida un día más tarde por la Oficina de Información Diplomática del Ministerio español.

En una nota oficial española se aseguraba que carecía de todo fundamento la noticia según la cual. estaba prevista una entrevista del presidente Suárez con el presidente Bumedian. La misma nota añadía que «es igualmente falso que el embajador de España en Argel sea portador de un mensaje personal del presidente del Gobierno para el presidente de la República argelina».

Desde entonces, el contencioso hispario-argelino se han incorporado la participación de Argelia en la conferencia ministerial de la OUA celebrada en Trípoli en febrero pasado en la que apoyaría rotundamente el reconocimiento del MPAlAC, el posterior intento de asesinato de Cubillo, en el que los argelinos siguen viendo la mano de los servicios de inteligencia españoles, y el apresamiento de siete pescadores canarios, que faenaban en las costas saharianas a bordo del pesquero Las Palomas, a manos del Frente Polisario, sin contar las numerosas campañas de prensa argelina contra el «colonialismo» español y su apoyo verbal y material al movimiento separatista canario que tiene instalado su centro en la propia Argel.

El estado alarmante en que se hallan las relaciones entre Madrid y Argel permite suponer que pudiera abrirse un paréntesis espectacular incluso antes de la cumbre africana, que debe tener lugar a mediados del mes próximo en Jartum. La eventualidad de una entrevista Suárez-Bumedian sigue siendo materia de especulación y podría estar directamente relacionada con la vuelta del embajador español. El Frente Polisario ha declarado, por su parte, que se sentiría «satisfecho» si el Gobierno español se interesara directamente por los pescadores canarios. Hay que subrayar, por último, que si se contempla una reactivación de las relaciones hispano-argelinas, ésta debe pasar lógicamente por el regreso a sus funciones del embajador español.

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