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Nuevo plan de la Admistración para controlar la contaminación del Gran Bilbao

La obligatoriedad de que las empresas ubicadas en el Gran Bilbao utilicen combustibles con bajo contenido de azufre será la primera medida que arbitre la Administración para reducir los niveles de contaminación atmosférica de la comarca en el plano de un plan piloto de cuatro años de duración.

Este plan piloto, que sucede a otro emprendido hace tres años con escasos resultados, parece que va a centrarse particularmente en la obtención de datos reales sobre la situación actual, al igual que hicieran ya todos los proyectos que hasta el momento se han manejado desde Madrid. Esto es, al menos, lo que se desprende de una rueda de prensa celebrada a última hora del jueves en el Gobierno Civil de Bilbao, con asistencia de dos directores generales y dos subdirectores.A pesar de que desde hace una década se efectúan mediciones periódicas y aunque en este momento existen tres redes de sensores que funcionan independientemente, parece que serán necesarios otros cuatro años más para saber realmente que elementos contaminantes flotan en la atmósfera del Gran Bilbao. Aparte de la intención de unificar las tres redes de sensores, algunos conocedores de la cuestión temen que el nuevo plan sirva de poco si no se instalan sensores automáticos, capaces de medir no sólo el SO2 (anhídrido sulfuroso) que detectan los equipos actuales, sino otros elementos en suspensión. Aunque el último plan piloto no ha sido explicado con detalle, por encontrarse a falta de la redacción definitiva, las, medidas a tomar en el presente año se limitan al empleo de combustibles con un 2% de azufre y al seguimiento de unas cincuenta empresas englobadas en el plan anterior.

Para el segundo año se incluirán en el plan otras trescientas empresas, de modo, que en el 80 pueda llevarse a caho una primera valoración global de los resultados. A la vista de los mismos será preciso habilitar nuevos suelos industriales que puedan ofrecerse a las empresas que por su alto índice contaminante no puedan permanecer junto a núcleos urbanos.

Lo que en ningún momento se especificó es quien va a correr con los elevados costes (en alguna ocasión se han barajado cifras de 15.000 millones de pesetas) de esta operación de limpieza atrnosférica. Los industriales están dispuestos a poner su contribución, pero en los actuales momentos de crisis no parece que todo el peso pueda recaer sobre ellos.

Hasta el momento, y desde que se inició el plan piloto del 75, los empresarios han invertido ya más de ochocientos millones en mecanismos correctores, sin que se les hayan habilitado las ayudas prometidas: una tercera parte de la inversión en forma de créditos a fondo perdido y otra tercera parte con moratorias fiscales. Tampoco se conoce por el momento el destino de los 393 millones aprobados por el Consejo de Ministros el pasado mes de diciembre, cuando declaró al Gran Bilbao zona de atmósfera contaminada.

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