El Ejército y la nueva democracia española

«Los más importantes artículos de la nueva Constitución han sido aprobados por una comisión parlamentaria. Como resultado, dice un respetado comentarista, el país se ha alejado «años luz» del franquismo. Pero un recuerdo de la dictadura y una importante diferencia entre España y las democracias europeas permanece: el abultado perfil de las Fuerzas Armadas y de sus privilegios. La Comisión Constitucional ha aprobado un artículo en que les asigna la tarea de defender la independencia de España y del orden constitucional.Recientes divergencias dentro del Ejército pueden producir coletazos políticos. La última conmoción se produjo al dimitir el general Vega Rodríguez como jefe del Estado Mayor. Desmintió que su renuncia tuviese alguna relación con la oposición al ingreso de España en la OTAN. Conocido por su relativo liberalismo, se opone a la política del ministro de Defensa, general Gutiérrez Mellado, por considerar las reformas demasiado rápidas. Se ha molestado también, porque el general Gutiérrez Mellado ha propuesto rebajar la edad de retiro de los militares con el fin de que salgan del Ejército los generales cuyas ideas políticas y militares habían quedado congeladas en 1939. También le irritó el nombramiento del general Ibáñez Freire, frente a su candidato, como capitán general de Cataluña. Algunos observadores recuerdan las minicrisis militares en las que Franco Intervenía para tranquilizar a sus generales. Pero las diferencias son más grandes que las semejanzas. El ministro de Defensa se aferra a sus reformas y presiona para que el nuevo código legal limite el derecho de los tribunales militares para Juzgar a los civiles (evitando escándalos como la detención última de actores catalanes). El nuevo jefe de Estado Mayor, general Tomás de Liniers, propugnó él mismo el sostén a la nueva Constitución.

En Barcelona, el nuevo capitán general fue recibido con la pompa usual. Pero sus diálogos con los líderes políticos y con los periodistas versó sobre la nueva Constitución y la democracia. «Es la obligación de todos los españoles, dijo el general Ibáñez Freire, apoyar la política del Rey de pacífico cambio político.» Declaró que los diputados comunistas que asistían a su toma de posesión eran representantes del pueblo, expresó su esperanza de que el caso de los actores presos se resolvería satisfactoriamente para todos y elogió al presidente Tarradellas y al noble pueblo catalán. Los catalanes se asombraron al oírle y recordaron que su predecesor, el general Coloma Gallegos, que era no sólo anticatalán, sino antigubernamental, hace un año rehusó asistir a una ceremonia pública con el primer ministro, Adolfo Suárez, porque consideraba a éste como un traidor al general Franco.»

3 junio