La crisis hispano-argelina permanece invariable
La crisis política hispano-argelina permanece invariable, aunque la complejidad de los problemas que configuran el bloqueo de las relaciones entre ambos países no compromete la probable apertura de un diálogo a nivel diplomático, con el fin de buscar soluciones adecuadas al contencioso. Tal es el sentimiento constatado en los medios argelinos en los que se estima precipitado hablar de «deshielo», luego de la entrevista sostenida en Nueva York por los ministros de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja y Abdelaziz Buteflika.Sorpresa y desagrado caracterizan las primeras reacciones oficiosas argelinas obtenidas aquí por EL PAIS ante la «falta de matización» de que estarían adoleciendo los comentarios españoles a la entrevista de ambos ministros. La idea de una rápida «descongelación» de relaciones, a partir de un próximo intercambio de embajadores, se considera un «desliz» cometido voluntariamente por la cancillería española, al no estar sustentado en argumentos sólidos.
Diversas veces las fuentes argelinas han dado a conocer su disgusto sobre la forma en que los medios de prensa occidentales analizan los indicios que trascienden aquí sobre la política exterior de este país. En el caso concreto de España se sospecha que tras el desbordamiento de comentarios especulativos se pretenda justificar ante la opinión pública el fracaso posible de las tesis españolas sobre Canarias en la cumbre de la OUA.
Lo cierto es que, no obstante seguir siendo una baza de negociación, la potencialización del movimiento separatista canario ha sido una decisión estudiada que se remonta a la época del tímido logro obtenido por la misión del PSOE encabezada por Felipe González y el ulterior envío del embajador Mañueco con el encargo de reclamar de los argelinos una clarificación sobre el tema canario. El confuso atentado contra Cubillo no ha sido el detonante principal de la campaña argelina en favor de la «africanidad» del archipiélago canario, ya que con anterioridad al mismo se había celebrado una profunda discusión a los diversos niveles del aparato político argelino sobre la necesidad de poner en aplicación las recomendaciones del consejo ministerial africano, celebrado en Trípoli, en las que la responsabilidad de Argelia ha quedado establecida.
No parece ser una coincidencia el que mientras el señor Oreja se reunía con su homólogo argelino la campaña argelina proseguía su curso normal, sin que haya el menor síntoma de que haya decrecido con posterioridad a la citada entrevista. Los dos últimos elementos de juicio han sido la promoción del MPAlAC al rango de los demás movimientos de liberación africanos acreditados en Argel que, si antes era teórica, ahora ha entrado en una etapa «práctica» con la presencia de una nueva logística y la inclusión de Un sorprendente bosquejo periodístico contra el «colonialismo español» en el último número del órgano de la dirección central del comisariado político del Ejército argelino.
El MPAlAC es ahora el invitado ordinario de las reuniones íntimas organizadas por el departamento de movimientos de liberación del FLN, cosa que no tendría la menor importancia si esta decisión no se tradujera en una novedosa motivación del argumento canario en las demás intervenciones de los representantes de esos movimientos. Dicho de otra manera, la coletilla sobre la «africanidad» de Canarias y la «heroicidad» del MPAIAC se incluye ahora de forma obligada en los documentos allí rubricados, a idéntico título que el apoyo a la OLP o al Frente Polisario.
En cuanto al órgano del Ejército argelino El Djeich que, como es sabido, trata un tema determinado solamente cuando éste emana de la más alta dirección política, señaló ayer en un artículo titulado «Cinco siglos de colonialismo», que en 1920 todavía se «vendían esclavos guanches en España» y que es personal militar norteamericano el que controla una base de sonar y dos bases navales en Las Palmas y que el «imperialismo español» utiliza 80.000 soldados para reprimir el «movimiento de liberación guanche».
Mientras esa campaña prosigue se afirma que Argelia no sería insensible al argumento de una garantía española en el sentido de que el archipiélago canario no sería utilizado por la OTAN en eventuales planes de intervencionismo militar en Africa.
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