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Atentado político en Madrid

Internacionalización del terrorismo en España

La posibilidad de que con este atentado, consumado en las inmediaciones del Ministerio del Interior y en pleno barrio de embajadas, haya comenzado a «internacionalizarse» el terrorismo en España es una de las que se estudiaban ayer en los medios especializados del Gobierno y de los partidos, según se indicó a este diario en algunas fuentes oficiales. En este golpe -nos dijeron- puede haber intervenido un grupo terrorista español, árabe o latinoamericano vinculado con organizaciones terroristas internacionales que haya servido, por lo menos, de apoyo a los ejecutores materiales del atentado.

La idea de esa posible internacionalización no es compartida, sin embargo, por otros sectores gubernamentales. En el Ministerio del Interior se nos dijo ayer que por el momento se examina la perspectiva de un golpe aislado, perpetrado por un grupo «exclusivamente» armenio, sin conexiones con «frentes» españoles o extranjeros. En ese sentido, se nos explicó que «aunque aún no se dispone de datos terminantes, se sabe que hay residentes de origen armenio en el país», y que en esa dirección se han orientado las primeras investigaciones. Portavoces de la Unión de Centro Democrático y de Alianza Popular señalaron que de todas formas no es posible descartar aún la amenaza de «internacionalización».Pese al desconcierto y a la falta general de información, en diversos medios se nos recuerda que desde hace dos años, España, Italia, y en menor proporción Francia y los países nórdicos, han recibido en su territorio un «torrente de activistas» latinoamericanos y de otras procedencias, entre los cuales se mueven, «necesariamente», ciertos «especialistas de la metralleta». Las autoridades italianas han sugerido recientemente que en el secuestro y asesinato de Aldo Moro pudo haber «colaborado» un comando de asesinos políticos profesionales» latinoamericanos.

El año pasado la policía española empezó a investigar la «potencialidad terrorista» existente, presuntamente, en la numerosa colonia argentina, uruguaya y chilena de Madrid y Barcelona (más de 400.000 personas). Algunos partidos señalaron entonces que muchas de esas investigaciones surgían de «presiones» e «informaciones tendenciosas» de determinadas embajadas. En un solo fin de semana, docenas de exíliados argentinos fueron expulsados del país, hacia Portugal. Unos cuantos regresaron a España varios días después. Portavoces peronistas y «tuparnaros» aseguraron que ninguno de los alcanzados por las «medidas coercitivas» pertenecía ni había pertenecido a los «comandos» terroristas de sus respectivos países. Unos meses más tarde, Francia reclamó a varios argentinos refugiados en España, que según la policía gala habían participado en el secuestro del director de la Fiat francesa, señor Revelli-Beaumont. La justicia española denegó la extradición. Otro supuesto terrorista, en este caso de ultraderecha, el peronista Jorge Cesarsky, se encuentra en la cárcel de Ciudad Real, en espera de una decisión judicial sobre el proceso que se le sigue por asesinato de un estudiante en una manifestación, en 1977.

Primer atentado contra un diplomático

Este es el primer atentado que se registra en muchos años en España contra un diplomático extranjero. A mediados de la década pasada fue asesinado el dirigente argelino M. Khidder, tesorero del FLN, y en 1973, en plena Gran Vía, un presunto agente secreto israelí. A fines de 1970, durante el proceso de Burgos, un «comando» de la ETA secuestró al cónsul honorario de Alemania en San Sebastián. Hay que remontarse prácticarmente hasta la guerra civil para encontrar un hecho semejante al de hoy.

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El terrorismo turco

Por lo demás, Turquía se ve hoy inmersa en una marea terrorista de izquierda y derecha, que en los últimos meses ha causado ya más de doscientas víctimas. El primer ministro turco, Bulent Ecevit (socialdemócrata), nos dijo hace dos meses que es la ultraderecha de su país, conectada con los partidos conservadores que lo precedieron en el poder, la principal responsable de la «desestabilización» política turca. Reconoció, a la vez, la existencia de terroristas turcos izquierdistas, que «provocan» o «reaccionan» ante los fascistas. En cuanto a los armenios, un dirigente del Partido de la Justicia (conservador), de Suleyman Demirel, subrayó: «Quienes arman a los armenios residentes en el exterior no pueden ser otros que las organizaciones terroristas internacionales, cuya memoria histórica nada tiene que ver con lo sucedido en el monte Ararat ni con las deportaciones en masa a Siria y Mesopotamia.Conviene tener en cuenta, finalmente, que el embajador turco en España es una figura conspicua del mundo conservador de su país, relacionado con los partidos derechistas y con importantes sectores militares, lo cual, entre otras cosas, ha permitido que sus funcionesdiplomáticas hayan sido preservadas de la «purga» hecha en el servicio exterior de Ankara por los socialdemócratas en el Gobierno.

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