Duro ataque norteamericano a la URSS por la guerra de Zaire

El consejero del presidente Carter para asuntos de Seguridad, Zbigniew Brzezinski, criticó el domingo con inusual dureza a la Unión Soviética, y dijo que los rusos comparten, «en alguna medida», la responsabilidad por la segunda guerra de Shaba, en Zaire.

Durante una entrevista televisada en la cadena NBC, el influyente consejero presidencial acusó a la URSS de incrementar sus fuerzas convencionales en Europa del este y en la frontera con China, de mantener una campana de propaganda a nivel mundial contra Estados Unidos, de intentar penetrar en Oriente Próximo y de alentar los problemas raciales en Africa. Estos actos, añadió ]3rzezlnski, suponen una violación del «código de la distensión».Según Brzezinski, la invasión de Shaba por los gendarmes katangueños no se hubiera producido si éstos no hubiesen sido entrenados y armados por los cubanos y «quizá también» por Alemania del Este. «Creemos que el Gobierno cubano, y en alguna medida el Gobierno soviético, comparten la responsabilidad de esta agresión.»

El pasado martes, el presidente Carter hizo por primera vez una acusación directa a Cuba y Angola en relación con la guerra de Shaba. Durante sus entrevistas con Cyrus Vance, el ministro soviético de Asuntos Exteriores comentó que Carter no estaba bien informado sobre la situación en Zaire, lo que provocó la rápida respuesta del secretario de Estado, que aseguró que «el presidente está total y exactamente informado» y un día más tarde la dura reacción de Brzezinski.

Casi simultáneamente, el consejero presidencial que parece destacar cada vez más claramente como el artífice de la política exterior norteamericana, por encima del secretario de Estado, recomendó al ministro de Sanidad, Califano, que suspendiera un viaje a Moscú como protesta por la sentencia dictada recientemente contra el físico disidente Yuri Orlov.

Brzezinski, que aseguró que Estados Unidos no intervendrá militarmente en Africa, pidió una inconcreta «respuesta internacional» a la presencia cubano-soviética en el continente y pareció advertir veladamente a la URSS de que si continúa su política actual, Washington podría aliarse con China Popular, con quien Norteamérica tiene «intereses paralelos», dijo.