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Debate constitucional

La cooficialidad de las lenguas vernáculas será regulada en los estatutos de autonomía

El debate sobre la cooficialidad del castellano con las demás lenguas maternas españolas y sobre la obligatoriedad exclusiva o no del conocimiento del castellano, finalizó ayer en la Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas del Congreso de los Diputados con la aprobación del texto propuesto por la ponencia, que remite la regulación de la oficialidad de las demás lenguas a los futuros estatutos de autonomía y concede al castellano la exclusividad en cuanto a obligación de conocimiento.La discusión del artículo -el número tercero del anteproyecto de Constitución- llevó toda la mañana y fue protagonizada, fundamentalmente, por los representantes de las minorías vasca y catalana y por los de Alianza Popular, en quienes recayó la tarea de consumir casi todos los turnes en contra de las enmiendas propuestas por los primeros. UCD y PSOE, los dos grupos mayoritarios, prefirieron mantenerse más al margen, aunque tanto los representantes socialistas como el del grupo comunista, Jordi Solé Turá, propusieron ligeras modificaciones encaminadas a garantizar el uso de las lenguas vernáculas y a completar el espíritu de igualación entre las diversas lenguas de España.

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Vascos y catalanes pretendieron con sus enmiendas que se reconociera claramente en la Constitución la cooficialidad de las lenguas maternas y que se potenciaran los medios para que éstas fueran conocidas y usadas en todos los ámbitos sociales. El diputado catalán, integrante del grupo mixto, Carlos Güell de Sentmenat propuso que en el apartado tercero del artículo se afirmara que las distintas modalidades lingüísticas serán objeto de especial respeto, enseñanza y protección. Se sumó a esta enmienda el representante de la minoría catalana, Ramón Trías Fargas, y se abstuvieron el representante de la minoría vasca, Iñigo Aguirre, el comunista Jordi Solé y Emilio Gastón, del grupo mixto. Las enmiendas socialista y comunista, cuyo sentido ya hemos explicado, obtuvieron el apoyo conjunto de estos dos grupos, más el de las minorías. Fueron derrotadas por catorce votos a favor y diecinueve en contra (UCD y AP). Emilio Gastón propuso que el carácter de cooficialidad se extendiera también a las modalidades lingüísticas que se utilizan normalmente en zonas muy específicas del territorio nacional, como la franja catalano-parlante de Aragón. Fue derrotada con la abstención de ambas minorías.

A lo largo de los debates se emplearon repetidamente citas contradictorias de don Miguel de Unamuno, cuyo pensamiento respecto a las lenguas vernáculas se empeñaron en interpretar en uno u otro sentido los señores diputados. Iñigo Aguirre cerró su intervención con un párrafo en euskera y cuando el presidente de la comisión, Emilio Attard, le rogó que lo tradujera, se lamentó de que el Parlamento no dispusiera de traductores propios. Manuel Fraga reaccionó duramente afirmando que el Congreso se podía convertir en las «naciones desunidas» de España. El mismo diputado aliancista provocó las carcajadas de sus compañeros cuando, al contestar al señor Trías Fargas que había dudado de algunas de sus citas, le dijo: «No fotem, señor Trías.»

La redacción finalmente aprobada por la comisión fue considerada por el representante de la minoría catalana, señor Trías, como «aceptable» y digna de respeto. «Es un texto bueno, que supera lo que se estableció en la Constitución de 1931. Siento que no se haya dado un paso más que no afectaba al criterio último y que hubiera sido suficiente para que, en lugar de abstenernos, como hemos hecho, hubiéramos votado a favor», dijo.

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