"El Rey es una pieza decisiva en el difícil equilibrio político del país"
El secretario general del PCE, Santiago Carrillo, detalló en líneas generales la posición del Grupo Comunista en relación con los principales puntos del proyecto constitucional. Entre otras cosas, resaltó la necesidad de una Constitución para todos; alabó el reconocimiento común de la soberanía popular como única fuente de poder, e hizo una extensa defensa de la Monarquía, frente a lo que calificó de actitudes demagógicas, en el contexto del proceso de cambio democrático.Comenzó el señor Carrillo explicando la lentitud de la elaboración de proceso por la búsqueda de consenso entre fuerzas tan dispares, y pidió que en adelante se reduzcan los plazos lo más posible, para dotar rápidamente al país de una Constitución.
Expresó después la actitud general favorable al anteproyecto de los diputados comunistas y, entre los principios que se consagran en el texto, destacó en primer lugar el de la soberanía popular y se felicitó de que todos los partidos del Parlamento proclamen este principio. Añadió que los comunistas se comprometían a no hacer jamás nada que vaya contra él, puesto que en la sociedad actual el cambio social sólo es posible con el acuerde de la mayoría.
Dijo después que el proyecto constitucional permite transformar las estructuras sociales y económicas para alcanzar otro modelo de sociedad, pues aunque el texto pueda estar condicionado por la sociedad capitalista en que vivimos, no cierra las puertas al cambio.
Monarquía democrática
Sobre la Monarquía, tema al que el líder comunista dedicó gran parte de su intervención, comenzó recordando el republicanismo originario del PCE -«defendimos a la República con nuestra sangre»-, para advertir a continuación que las diferencias sobre la forma de gobierno no deben ser obstáculo cuando lo decisivo es la democracia.
Basando su argumentación en las características concretas del proceso democratizador español, Santiago Carrillo no ocultó las reservas que el PCE tuvo respecto a un Rey que pudo aparecer como heredero de la dictadura, pero -agregó- «hemos ido viendo que el Jefe del Estado ha sabido hacerse eco de las aspiraciones democráticas» y «ha sido una pieza decisiva en el difícil equilibrio político establecido en este país, y lo sigue siendo», además del papel de bisagra que, según el orador, ha realizado el Rey entre la sociedad civil y el aparato del Estado, para evitar un enfrentamiento dramático entre ambos grupos.
Pidió a continuación realismo sobre el tema, advirtiendo que «un partido político que se propone transformar la sociedad no puede prescindir de la realidad » y que «si en las condiciones concretas de España pusiéramos sobre el tapete la cuestión de la República, correríamos hacia una aventura catastrófica en la que seguro no obtendríamos la República, pero perderíamos la democracia».
Finalmente, volvió a insistir en que un partido que se proponga convertirse en fuerza de Gobierno no puede lanzarse y lanzar al país a esa aventura, y dijo que los comunistas se niegan incluso a hacer una, finta con ese tema, «a jugar a amagar y no dar», porque «si las instituciones de gobierno surgieran discutidas por la izquierda, aunque esto sólo se hiciese como un gesto para la galería», tales instituciones se inclinarían, por esa puesta en cuestión, a la derecha, e incluso hacia la ultraderecha.
Sobre las autonomías y la descentralización, afirmó que algunos aspectos del proyecto constitucional revelan la existencia de «incomprensiones y recelos», y negó que las autonomías sean un peligro para la unidad de España, «sino al contrario, son el único camino para lograr su fortalecimiento» y para resolver los desequilibrios, mediante la gestión autónoma y la solidaridad asegurada por el Estado.
Pasando al capítulo socioeconómico, calificó de grave y escandalosa la posibilidad de que la Constitución conceda a los empresarios el derecho a cerrar la empresa como arma contra los obreros, caso que definió como insólito en un texto constitucional. A continuación pidió que se reconozca el derecho de sindicación a los funcionarios civiles del Estado y que el derecho de huelga no quede tan restringido como está en el texto que se debate. En cuanto a la enseñanza, defendió una tendencia general hacia la escuela pública. Antes de pasar a temas de gobierno, pidió que la Constitución resuelva las cuestiones de la pena de muerte, el divorcio y el aborto.
Gobiernos de mayoría
En cuanto al voto de censura constructivo, por el que el anteproyecto obliga a los presentadores de la moción de censura a proponer una persona concreta para el relevo del jefe del Gobierno, afirmó el señor Carrillo que esto conduce a Gobiernos minoritarios y que parece mentira que, «tras las experiencias negativas que estamos viviendo con un Gobierno minoritario, subsista la voluntad de prolongar tal método».
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