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Repliegue táctico de Carter ante el "lobby" judío del Congreso

El presidente Carter sometió ayer a la aprobación del Congreso su proyecto de venta de aviones de combate a Egipto, Arabia Saudita e Israel, pero renunció a presentarlo como un «paquete» conjunto, en un intento de suavizar la reacción del poder legislativo que podría vetar las ventas.

Sin embargo, la Administración Carter insistió en que las modificaciones introducidas en los términos en que se presenta al Congreso el proyecto no suponen un cambio en la postura del presidente y que éste se reserva una decisión definitiva para más adelante.El Congreso tiene un plazo de treinta días para ratificar o no el suministro de armas a los tres países, estudiando cada venta por separado. Se necesita el voto mayoritario de las dos Cámaras para vetar el proyecto presidencial, algo que, de producirse, no tendría precedentes.

Hasta ahora, Carter y su secretario de Estado, Cyrus Vance, habían mantenido una postura de «o todo o nada» respecto al paquete de venta de aviones a los tres países del Oriente Próximo, como medio de que el poderoso lobby pro israelí renunciara a sus intentos de bloquear las ventas a los árabes y, especialmente, a Arabia Saudita. Pero ayer, en una carta dirigida al senador Church, el secretario de Estado indica que el Congreso debe estudiar cada proyecto de venta separadamente.

Para Church, esto supone un cambio significativo en la posición de Carter, mientras que otros congresistas, que se oponen radicalmente al suministro de aviones modernos a los árabes, declaraban que la situación sigue siendo la misma y que el presidente se reserva el derecho de retirar el proyecto si el Congreso no actúa conforme a sus deseos.

El «paquete» de venta de aviones a Oriente Próximo está valorado en casi 5.000 millones de dólares y se compone de cincuenta aparatos F-5E para Egipto, sesenta reactores F-15, para Arabia Saudita y 75 unidades del F-16 y quince del F-15 para Israel.

La venta del sofisticado F-15 a los sauditas es el renglón más polémico del proyecto, porque los israelíes y sus defensores en norteamérica estiman que esos aviones podrían ser utilizados en el futuro contra el Estado judío. Carter dijo tener garantías de que Riad quiere los F-15 exclusivamente para propósitos defensivos y no para atacar a Israel, y alegó razones de «interés nacional» a favor de la venta, que fortalece a dos regímenes árabes moderados.

La Administración Carter deberá medir sus fuerzas en los próximos treinta días con los poderosos grupos de presión judíos, que tienen una enorme influencia en el Congreso y se habría visto obligada a efectuar un repliegue táctico mediante la modificación de los términos en que presenta el proyecto ante el poder legislativo. Sin embargo, y pese a la dura oposición que sé prevé, Jimmy Carter parece convencido de que obtendrá los votos necesarios para la aprobación de los tres proyectos de ventas.

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