Conceptos anticonceptivos
En la España tradicional el negociado del sexo ha seguido siempre una ruta muy urinaria, flanqueado por el pecado y el código. Los fondos instintivos de la pareja han sido corregidos a mano, con remedios caseros saltándose a la pata coja la posibilidad de ir al infierno o a la trena. Era un caso más del legendario valor de los españoles. El amor es ciego, pero además en este territorio estaba dotado con el premio a la natalidad. El Congreso inició ayer el debate de un proyecto por el que se hace más científica, un poco más higiénica la libertad de procreación, porque se ha añadido algo de química a la danza carnal de los contribuyentes y se ha valorado la acción de la conciencia individual en esta trampa de la naturaleza.Los diputados han aprobado la despenalización de la venta y consumo de anticonceptivos, de modo que dentro de poco usted podrá adquirir una parte de los derechos humanos en la farmacia de la esquina, sin que en esto tengan nada que ver los guardias. En este caso no se ha hecho otra cosa que acomodar un Código Penal obseso sexual, desvencijado, que tiene del matrimonio la idea de una factoría teológica de hijos a una situación de hecho en la calle donde la píldora se toma ya en porrón. El proyecto del Gobierno ha sido elaborado con cierto pudor, con mal disimulada timidez, con la convicción de que se está tolerando algo que es malo. Porque por un lado despenaliza el uso de los anticonceptivos del artículo 416 y por otro vuelve a castigar su venta cuando sean nocivos para la salud y se reserva las facultades de reglamentarla, regular su expedición y limitar su publicidad. Todo entra así en ese ritmo de una reforma a medias en que el Gobierno siempre se reserva un último resorte para controlar el grifo.
Los socialistas ganaron ayer una enmienda referida a la publicidad comercial de los anticonceptivos. Rozando el larguero por una palabra y por un voto. En general, la música de la sesión parlamentaria estaba llevada por la izquierda, que quiere introducir una armonía científica e higiénica en el instinto de procreación y legalizar el uso de los anticonceptivos como un derecho al placer, aunque esto no lo ha dicho porque es muy tímida. Por su parte, la derecha de la Cámara también quiere lo mismo, pero sin perder el control del control de la natalidad. A pesar de todo, después de esta sesión nuestro país se ha hecho un poco más moderno, un poco más libre y un poco más profiláctico. Sólo un poco.
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