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La reducción de armas atómicas

Bonn intenta desvincular la bomba de neutrones de la visita de Brejnev

Aunque la República Federal de Alemania no desea que el tema de la bomba de neutrones polarice el próximo viaje de Leónidas Brejnev a Bonn, previsto para comienzos de mayo, esta visita parece depender en gran medida de la actitud de los alemanes occidentales respecto de la nueva arma. No en vano el último comentario de la agencia soviética Tass sobre el tema incluye un velado ataque contra el canciller Schmidt, según los propios comentaristas políticos de la RFA.

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Apenas tres semanas antes de la la tan esperada y tantas veces aplazada visita del jefe del Estado soviético, la agencia oficial denuncia el hecho de que el estacionamiento de las bombas neutrónicas en suelo europeo dependa del éxito o fracaso de la conferencia SALT, sobre desarme, o de la de Viena, sobre reducción de tropas. Estados Unidos no sabe aún muy bien en cuál de estas dos conferencias plantear el asunto, o si conviene convocar una nueva conferencia específica, según sostiene el diputado cristianodemócrata y miembro de la directiva de su partido, Kiep, que acaba de regresar de Washington.Kiep, considerado como «liberal» dentro de su partido, se aproxima ahora a posiciones socialdemócratas al posponer el interés en lograr la bomba para la RFA al de utilizar esta arma como medio de forzar una negociación con la URSS en busca del desarme total.

Alarma soviética ante la posición de Schmidt

Tass dice categóricamente que la tan traída y llevada bomba no tiene por qué aparecer en ninguna de las conferencias ahora en marcha, porque en realidad no encaja en las zonas que contemplan las reuniones de Ginebra y de Viena. Los soviéticos se alarman especialmente ante las condiciones expresadas por el canciller Schmidt en el Parlamento la semana pasada. El jefe del Gobierno dijo entonces que la aceptación de la nueva arma dependerá de que no sea unicamente la RFA quien la introduzca entre sus efectivos, con lo cual parece que el canciller trata de establecer un criterio expansivo aún más peligroso que si fuese Alemania la única poseedora.

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Según Moscú, que siempre ha hecho hincapié en el desarme nuclear (y menos en el desarme convencional), la única solución es hacer desaparecer de una vez todos los efectivos atómicos en ambos bloques.

El Gobierno de Bonn, por su parte, desea que la visita de Brejnev tenga una resonancia internacional y que no inquiete, a la vez, a Estados Unidos. Por esta razón ha enviado a Washington al vicepresidente de la fracción socialdemócrata en el Parlamento, Ehmke, y a Moscú al encargado de negocios del mismo partido, Egon Bahr. Aquél hablará directamente de la actitud de su partido sobre la bomba neutrónica, y éste sobre «cuestiones de seguridad» Y desarrollo en el Tercer Mundo.

Nadie duda de que las armas de neutrones son el verdadero objetivo del viaje: se trata de establecer un clima para el tratamiento del tema en la próxima visita de Brejnev a Bonn.

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