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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Lemóniz, una pretendida ignorancia

En una carta aparecida el día 4 de abril en este diario y firmada por R. González Suelto, de Madrid, se decía, entre otras cosas: «Es curioso que la provincia cuya capital pasa por ser una de las más sucias de Europa se rasgue las vestiduras a manos de los ecologistas.» Se refería a la lucha que en la actualidad está llevando a cabo el pueblo vasco en contra de la energía nuclear y, más concretamente, la provincia de Vizcaya, en la que se encuentra enclavada la central nuclear de Lemóniz.Se refería también a la lucha armada, de la cual él no era en absoluto partidario, y criticaba la manipulación de que está siendo objeto el pueblo por parte de grupos políticos armados en relación a este asunto, apuntando siempre al problema desde un punto de vista, de la ecología. Además acusaba abiertamente al pueblo vasco de ignorante, ya que, según él, la energía nuclear es una de las más limpias y menos contaminantes. Para él, el «futuro no lejano» de la humanidad dependerá de este tipo de energía. Con todo, no hacía más que contradecirse y, además, cayendo en la falta que está criticando: la ignorancia.

1. Estoy absolutamente de acuerdo en que el pueblo vasco está siendo manejado por sectores de diversa tendencia. Estoy de acuerdo también en que las razones de tipo ecologista no son las verdaderas. Pero es absolutamente falso que la causa de que se fomente esta idea proceda de intereses partidistas y ajenos a la cuestión de las propias centrales nucleares y el progreso.

Si el pueblo hoy piensa que el peligro de una central nuclear es que llena el medio ambiente de radiactividad es sencillamente porque no les está permitido, a estos sectores aludidos, exponer abiertamente las verdaderas razones. Y las verdaderas razones tampoco son de índole energético ni de subsistencia, como quiere hacérsenos creer a toda costa.

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2. La realidad es que, en aras de un pretendido progreso económico y con ello mejora del nivel de vida, se fomenta la construcción de las centrales nucleares, siendo solamente esto un pretexto tras el que se esconde -o puede esconderse- la intención, ahora solapada, de una vez puestas en funcionamiento dichas centrales nucleares, tener el dominio de la zona en que está construida, utilizando a tal fin, simplemente, el peligro mortal que un accidente en ellas representa. Más claro, una central nuclear es un arma poderosísima tanto en una guerra psicológica como fisica.

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