Sociología de la historia

El problema que alude en este libro Tuñón de Lara es, nada más ni nada menos, que la significación, alcance y contenido de la ciencia histórica. O si se prefiere, y ahondando más en el rigor expositivo, el carácter historiográfico propiamente dicho.A lo que aspira Tuñón de Lara es a una interpretación sociológica de la historia. La historia-relato con su cronología de reyes, batallas y tratados políticos no tiene sustancia investigadora ni tesis filosófica. Es una relación de sucesos, de hechos, de acontecimientos que están ahí, y el quehacer del historiador es hilvanarlos con un respeto a la aritmética de las fechas.

Tuñón de Lara subraya que desde principios de siglo los sociólogos critican a la historia tradicional su exclusiva dedicación a los hechos políticos. La crítica, como señalaba Georges Lefebvre fue útil y pertinente. Es más, de 1903 data el célebre ensayo de François Simiand Método histórico y crisis sociales, dirigido contra la metodología de Seignobos. El trabajo de Simiand constituía toda una revolución metodológica.

Mientras que en Alemania se mantenía la idea clásica de que lo, «esencialmente histórico es lo que no ocurre más que una vez», Simiand trataba de transponer principios de la sociología a la historia. En suma, pensaba que era preciso abandonar la cronología, los acontecimientos aislados, esos famosos hechos que sólo ocurren una vez, y tratar de determinar, de descubrir, una serie de constantes que se producen en la historia y que son de naturaleza social.

Según Pierre Villar, define así la función y alcance de la historia: « Es la única ciencia a la vez global y dinámica de las sociedades, algo así como la única tesis posible de las demás ciencias humanas. Y debiera integrar los resultados de las restantes ciencias; lo económico, más lo social, más lo político, más lo ideológico y espiritual. La historia es totalidad que no puede ser recortada en pedazos o en sectores.»

Esta idea de totalidad de la historia es la que defiende y argumenta Tuñón de Lara en su libro Metodología de la historia social de España.

En esta obra el autor sistematiza los criterios fundamentales con que se ha de realizar una historia social. La concepción instrumental, las fuentes de investigación, la clasificación de lo cuantitativo y cualitativo y, sobre todo, el estudio de los diferentes grupos sociales, su organización, nivel económico e índices de conflictividad.

El cuerpo central de hechos que debe tener en cuenta una teoría histórica se refiere esencialmente al carácter de los grupos sociales. Los grupos pueden diferir de diversos modos. Entre éstos, los más importantes son: causa de cohesión, propósito, tamaño, intensidad del dominio del grupo sobre el individuo y forma de Gobierno.

Esto lleva a la cuestión del poder y de su concentración o difusión, que es, tal vez, lo más importante en toda la teoría social de la política. La dificultad del problema estriba en que hay razones técnicas para la concentración del poder y en que, al mismo tiempo, es casi seguro que quienes tienen el poder abusarán de él. La democracia es un intento de resolver este problema, pero no siempre es un intento afortunado.

Ciertamente que el concepto sociológico colaboró en este proceso de desarrollo de la filosofía y de la ciencia; pero también tuvo influencia la forma en que evolucionó la estructura social hasta identificarse con la estructura urbana, con sus dos categorías elementales de empresarios y trabajadores.

Se pudo construir un sistema coherente en la interpretación y transformación de la realidad social.

Uno de los mejores ejemplos de estricta historia social lo ha aportado Manuel Tuñón de Lara con sus dos obras, La España del siglo XIX y La España del siglo XX, auténtico y científico estudio sobre la realidad social española contemporánea.