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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un compromiso con la justicia y la libertad

(Sacerdote del Opus Dei)Hace cuatro años se publicó Es Cristo que pasa, primer volumen de homilías de monseñor Escrivá de Balaguer. Aparece ahora Amigos de Dios, bajo cuyo título se incluyen otras dieciocho homilías del fundador del Opus Dei.

Se trata de un libro que, aunque escrito desde una perspectiva cristiana, llega a todos los hombres y mujeres que trabajan por sacar adelante a los suyos y por mejorar su vida y la de quienes les rodean. Por eso resulta significativo. el título de la primera homilía, La grandeza de la vida corriente.

Pero la respuesta a Dios debe ser libre: «La libertad personal -que defiendo y defenderé siempre con todas mis fuerzas- me lleva a demandar con convencida seguridad, consciente también de mi propia flaqueza: ¿Qué esperas de mí, Señor, para que yo voluntariamente lo cumpla?», dice monseñor Escrivá de Balaguer en la homilía La libertad, don de Dios. Y, más adelante, el fundador del Opus Dei añade: «La libertad adquiere su auténtico sentido cuando se ejercita en servicio de la verdad que rescata, cuando se gasta en buscar el amor infinito de Dios, que nos desata de todas las servidumbres. »

Amigos de Dios,

Monseñor Escriva de Balaguer

La certeza de que el hombre es más libre cuanto más ama a Dios, lleva precisamente a defender y a respetar la libertad de los demás. En la misma homilía se lee: «Yo defiendo con todas mis fuerzas la libertad de las conciencias, que denota que a nadie le es lícito impedir que la criatura tribute culto a Dios. Hay que respetar las legítimas ansias de verdad: el hombre tiene obligación grave de buscar al Señor, de conocerle y de adorarle pero nadie en la tierra debe permitirse imponer al prójimo la práctica de una fe de la que carece; lo mismo que nadie puede arrogarse el derecho de hacer daño al que la ha recibido de Dios. »

Junto a esta defensa de la auténtica libertad -bien distinta de la aparente libertad de los que no quieren comprometerse con ninguna norma ética-, las referencias a la justicia son también elocuentes: «Primero, justicia con Dios», pues el cristiano debe reconocer los abundantes dones que de El ha recibido y que jamás podrá pagar; como consecuencia de la justicia con Dios, que lleva al hombre a relacionarse con El, nacerá la justicia con los demás hopibres, que «nos empuja a mostrarnos agradecidos, afables, generosos; a comportamos como amigos leales y honrados, tanto en los tiempos buenos como en la adversidad; a ser cumplidores de las leyes y respetuosos con las autoridades legítimas; a rectificar con alegría cuando advertimos que nos hemos equivocado al afrontar una cuestión. Sobre todo, si somos justos, nos atendremos a nuestros compromisos profesionales, familiares, sociales..., sin aspavientos ni pregones, trabajando con empeño y ejercitando nuestros derechos, que son también deberes».

Bajo la dimensión de la justicia, el trabajo recibe nuevas perspectivas de cooperación en la construcción de la sociedad terrena.

La justicia entronca de nuevo con la libertad: «Hemos de sostener el derecho de todos los hombres a vivir, a poseer lo necesario para llevar una existencia digna, a trabajar y a descansar, a elegir estado, a formar un hogar, a traer hijos al mundo dentro del matrimonio y poder educarlos, a pasar serenamente el tiempo de la enfermedad o de la vejez, a acceder a la cultura, a asociarse con los demás ciudadanos para alcanzar fines lícitos, y, en primer término, a conocer y amar a Dios con plena libertad, porque la conciencia -si es recta- descubrirá las huellas del Creador en todas las cosas.»

Pero la justicia -afirma el fundador del Opus Dei- tiene que ir íntimamente ligada a la caridad: «Cuando se hacejusticia a secas, no os extrañéis si la gente se queda herida: pide mucho más la dignidad del hombre, que es hijo de Dios.»

Y sigue más adelante: «La caridad, que es como un generoso desorbitarse de la justicia, exige primero el cumplimiento del deber: se empieza por lo justo; se continúa por lo más equitativo...; pero para amar se requiere mucha finura, mucha delicadeza, mucho respeto, mucha afabilidad: en una palabra, seguir aquel consejo del apóstol: llevar los unos las cargas de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo. »

Abarcar toda la riqueza contenida en cada una de las homilías que forman el libro es tarea que requiere muchas páginas. Amigos de Dios merece leerse despacio, ser meditado muchas veces: alcanzar la libertad, la justicia, la madurez humana y cristiana es un compromiso que dura toda la vida.

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