Morenito de Maracay, vistoso y deportivo
El flamante ganadero Justo Ojeda tuvo el acierto de enviar una novillada bien presentada, algo terciados los dos primeros y muy astifina. Sin embargo, sus bonitos novillos dieron un juego pésimo. Mansos de solemnidad, dieron todo un recital de mal estilo. Volvían grupas al caballo, coceaban, berreaban, echaban la cara arriba. Embestidas a oleadas, descompuestas. Ni un momento paraban de correr, todo lo arrollaban, ¡tinta sudaban las cuadrillas! Y así, claro, a la muleta llegaban agotados, pero se les podía torear. Lo que pasa es que estos animales producen psicosis de gran peligro y es difícil parar los pies.Morenito de Maracay sí se paró. Sorprendió por su estilo vistoso y deportivo. Variado con el capote: lances rodilla en tierra, verónicas, ceñidas chicuelinas, navarras, todo lo intentó. Con las banderillas lució sus facultades, ganó bien la cara de los novillos, pero salió casi siempre apurado. En el sexto, Manuel Pineda le hizo un gran quite. El tercero se vino abajo en la muleta y Morenito lo muleteó por alto a base de adornos pintureros. En el sexto comenzó muy bien, con pases por bajo se sacó el novillo a los medios; pero luego recurrió a los efectismos. Entre reolina y reolina, no obstante, sacó algún muletazo estimable con la zurda. Con la espada, muy mal, inofensivo casi.
Plaza de Carabanchel
Novillos de Justo Ojeda: Bien presentados, astifinos, mansos; el cuarto fue condenado a banderillas negras. Todos con dificultades en la muleta, excepto el sexto. José Lerma: Silencio. Palmas y saludos en el segundo, que mató por cogida de Chocolate. Palmas y saludos en el cuarto. Chocolate: Sufrió un puntazo leve al banderillear a su primero. Aviso, y silencio en el quinto. Morenito de Maracay: Vuelta. Aviso y palmas.Presidió el señor Mínguez, que dejó sin picar a los dos primeros, luego rectificó y estuvo muy acertado.
Chocolate toreó bien a la verónica a su primero, tal vez faltó quietud. Poco picado el novillo, sé le arrancó fuerte en banderillas, no midió bien las distancias y fue cogido aparatosamente. Reapareció en el quinto. Chocolate es un buen torero, como demostró en unos derechazos y naturales, cargada la suerte, pero está muy justo de valor, y toda su labor careció de quietud.
Lerma no se confió con su primero. Trasteó con oficio al segundo y no pudo con el cuarto. No avanza, a pesar de su veteranía. Con la espada, al menos, estuvo breve.
Babelia
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