Hay cuatro objetores en prisión
En el editorial de EL PAIS del jueves 9 de marzo sobre las condenas de Els Joglars se menciona a los objetores de conciencia al servicio militar. Viene a decir que los miembros del grupo teatral han sido víctimas de una jurisdicción militar arcaica y que, sabiéndose positivamente que está a punto de ser reformada, se podían haber evitado, con un mínimo de buena voluntad, todas estas condenas y trastornos, como ha ocurrido en el caso de los objetores de conciencia. Todavía legalmente se considera un delito la objeción al Ejército, pues aún está vigente el artículo 383 bis del Código de Justicia Militar, que establece de tres a ocho años y un día de prisión a quienes se niegan a cumplir el servicio obligatorio, pero, en cambio, el ministro de la Defensa ha ordenado que se aplace la incorporación a filas de cuantos se declaren objetores mientras la Constitución en estudio no decida sobre el tema.El editorial aplaude, por tanto, esta medida, y los objetores también la aplaudimos, pero sólo hasta cierto punto.
La prórroga, en efecto, está en funcionamiento, y de ella se han beneficiado, que nosotros sepamos, unos sesenta jóvenes del Movimiento de Objetores de Conciencia, y pueden solicitarla incluso los objetores que, por desconocimiento o miedo, se hallan actualmente realizando el servicio militar. Pero tenemos que decir también que este aplazamiento está siendo concedido no sin muchísimas dificultades. Son ya cuatro los objetores detenidos.
-Pedro Zubiaurre debió incorporarse en octubre del 77 y está recluido desde principios de enero en la prisión Penal, de Burgos.
-Francisco Menéndez se declaró objetor en el llamamiento de enero, y está detenido en la Prisión Militar de Illetas, Palma de Mallorca, acusado del presunto delito de desobediencia.
-Rafael Montenegro se negó a disparar cuando le llevaron al campo de tiro por primera vez. Ya en la prisión se cortó las venas, sin que fuese de gravedad.
-Por último, otro caso del que EL PAIS informó días pasados. Se trata de José Amador Barrios, que había sido puesto en libertad tras cinco años de prisión por delincuencia, para incorporarse posteriormente al Ejército.
Quizá sea este el caso más lamentable de los cuatro, pero, de cualquier forma, todos demuestran que los criterios que algunas capitanías generales están aplicando a los objetores son ciertamente arcaicos.
Movimiento de Objetores de Conciencia
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