La oposición alemana pide la dimisión del ministro del Interior
La oposición democristiana de le República Federal de Alemania vuelve a pedir la dimisión del ministro del Interior, Werner Maihofer, tras conocerse oficialmente graves fallos policiales en relación con el secuestro del presidente de la patronal alemana, Hans Martin Schleyer, secuestrado el 5 de septiembre pasado por el comando Holger Meinsde la Fracción del Ejército Rojo, y ejecutado por este organización 44 días después.Según ha confirmado oficialmente la Jefatura de Policía de la región de Renania-Westfalia, donde se produjo el secuestro y muerte de Schleyer, dos días después de la desaparición del «superpatrono» alemán la BKA (policía criminal) contaba ya con indicios fidedignos de que Schleyer se encontraba retenido en un apartamento situado en el barrio de Erftstadt-Liblar, en Colonia, y que el piso había sido alquilado por una muchacha de veinticuatro años que se identificó como la señora Bueckelers.
El 7 de septiembre, exactamente a las tres de la tarde, la policía de Colonia transmitía por télex el nombre de la sospechosa y pedía identificación a la policía criminal de Dusseldorf, donde se encuentra la central regional. Esta remitió la comunicación inmediatamente a la central de la BKA. El ordenador electrónico Pios dio inmediatamente la señal de alarma. Bueckelers era, en realidad, Monika Helbing, que figura actualmente entre los activistas más buscados por la policía alemana. A pesar de ello y de que inmediatamente se organizó una operación de asalto a la vivienda sospechosa, estos planes quedaron sin aplicación.
Un portavoz del Gobierno declaró a este respecto que si la «comisión de crisis», formada a nivel gubernamental lo hubiera sabido, habría movilizado en el acto al comando especial GSG 9, que luego actuaría en Mogadiscio contra los secuestradores del avión de Lufthansa.
Como en todo lo relativo al secuestro de Schleyer, las razones de Estado vuelven a resurgir al menos como sospecha. Así, surge el interrogante acerca de quién impidió la operación policial dos días después del secuestro, operación que de haberse llevado a cabo hubiera hecho innecesarias las discutidas reformas legales, como la llamada aquí «ley de razzias». Se considera también que se habría evitado con esta intervención el clima de tensión que vivió el país.
Desde la muerte de Schleyer, la policía alemana ha localizado doce refugios de activistas, de ellos cinco en Renania. Esta «efectividad» hace más sorprendentes los escasos resultados obtenidos cuando aún vivía el presidente de la patronal.
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