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Crítica:CINE /
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Raíz de nuestro tiempo

Los días del pasado, último filme de Mario Camus, alude, más que a un ayer olvidado, a un tiempo presente, en cierto modo, todavía. Mirando hacia atrás, haciendo balance apresurado de los últimos acontecimientos políticos españoles, no es difícil rastrear el origen de tantos esquemas de intereses, odios, como perduran hoy, de igual modo que continúan en pie las razones y causas que en su día los motivaron.Hubo un tiempo en que amor, muerte, libertad o simple dignidad no eran meras palabras, vagos conceptos, sino sentimientos que a la vez obligaban y comprometían, momentos en que la vida de un hombre, por encima de circunstancias y partidos, era tan sólo permanecer a la espera de más propicios días, y el amor entre dos seres algo más que un cobijo de sueños compartidos. A tal época, a momentos tales de nuestra más reciente historia, se refiere este relato, que nos viene a contar, con emoción y elocuencia, el amor entre dos seres marginados.

Los días del pasado

Dirección: Mario Camus Guión: Mario Camus y Antonio Betancort.Fotografía: Hans Burmann. Montaje: Javier Morán. Música: Antón García Abril. Intérpretes: Marisol, Antonio Gades, Manuel Alexandre, Antonio Iranzo, Fernando Sánchez Polak. España. Dramática. Local de estreno: cine Paz.

La historia de la guerrilla armada en la España de los últimos años no ha tenido, hasta hoy, demasiada suerte desde el punto de vista cinematográfico. Fiada su fortuna a falsillas más o menos comunes, amaneradas, falsas cuando no ofensivas para ambas partes, apenas ha conseguido asomar su auténtico perfil a nuestras pantallas, en parte por culpa de nuestros productores, en parte abortado por la eterna censura o autocensura y, en cierta medida también, por culpa de los realizadores. En cine, como en todo, nada se da de forma gratuita. En cine también es preciso una gran dosis de fe, una sólida razón interior para alzarse sobre mimetismos vigentes y, por supuesto, conocer a fondo las cuerdas que se tocan. Tales circunstancias coinciden holgadamente en este caso, pues no en vano Mario Camus ha sabido profundizar tan asidua y tenazmente en la realidad española.

De un modo u otro, esa realidad de nuestra España actual, no pintoresca, sino entendida dentro de una tradición íntimamente elaborada, se halla en películas como Young Sánchez, balada sobre el boxeo dentro de un estilo clásico; Con el viento solano, donde el tema de la persecución del hombre por los hombres nos lleva a los patéticos campos españoles; Los pájaros de Baden Baden, donde Madrid, el estio, el amor y la melancolía alcanzan rango literario, o estos Días del pasado, a través de los cuales y a partir del laberinto de la acción y la memoria, esa melancolía cobra valor dramático dentro de un patetismo íntimo y a la vez comprometido.

Tales planteamientos suelen a veces malograrse al enfrentarse con la estructura artesanal de nuestro cine. En esta ocasión no ha sido así, y ello se debe, en gran medida, a la estrecha colaboración con el autor de Marisol y un actor nunca tan bien aprovechado: Antonio Gades. Desde los días de aquella Marisol niña hasta empeños más recientes y actuales, cada año, cada filme -se nos aseguraba- vendría a dar su auténtica medida de actriz, más allá de sus clichés habituales. En esta ocasión, y abandonando cualquier apoyatura ajena a sus propios valores dramáticos, tales promesas se cumplen holgadamente en una Marisol distinta gracias a una excelente dirección que incluye también a su pareja en un breve papel elaborado más allá de su físico, a través de caracteres concisos y espontáneos.

Bien ambientado y notablemente fotografiado, sentido, elaborado con gran lucidez, consciente y oportuno entre tanto cine actual oportunista y de élite, este filme, sin grafismos esteticistas, sincero y para todos, viene a traernos en sus imágenes valientes y eficaces, ajenas a cualquier retórica, la raíz de unos años, de un tiempo a punto de convertirse en mito.

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