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Desafortunado editorial de EL PAÍS

«Hemos visto a un diario como EL PAÍS pontificar el viernes 3 de febrero un juicio injustificado sobre la actuación del Comité de Gestión y de su presidente, don Julio de Miguel, rememorando al Sindicato de Frutos y Productos Hortícolas y al Valencia FC, entidades que presidió como cualquiera otra personalidad valenciana activa y señera, para tener que rectificarlo tácitamente en la primera página del número correspondiente al domingo 5 de febrero, publicando la información que han dado sobre el hecho el Ministerio y el Comité de Gestión, que cierra el incidente peligroso con su real importancia. Que el señor De Miguel pusiera genio y nervio en su rápida reacción para salvar los intereses naranjeros de España, actuando con energía, pero sin perder la debida objetividad serena, no es razón que deba ser esgrimida erróneamente por un diario nacional como EL PAÍS. Cuando se informa acerca de un problema de interés público, hay que saber seleccionar el origen. Pero los valencianos ya estamos duchos en aguantar las tarascadas informativas que se publican en la Villa y Corte cuando se trata de problemas valencianos.En cuanto a las extralimitaciones que, sin duda, por error informativo de origen atribuye EL PAÍS al presidente del Comité de Gestión, no confirmadas en absoluto por sus propias aclaraciones nacionales y extranjeras, que posteriormente inserta el gran diario madrileño el día 5 de febrero en su primera página, los hechos y las palabras pronunciadas por el señor De Miguel prueban que no han existido más que en el magín apresurado de cierta prensa, que creyó haber encontrado el filón fugaz y sensacionalista, prontamente disipado por la acerada reacción del Comité desde Valencia y diseminada por toda Europa con su equipo técnico, junto a la acción informativa oficial del Ministerio de Comercio.

Sentimos una gran admiración por el diario madrileño de referencia. Creemos que está a la altura de los grandes europeos, y, por eso, lamentamos dos cosas: primero, que como argumento pueda ofrecer hechos, cuando éstos no se habían producido, es decir, naranjas españolas inyectadas. Segundo, mezclar los aspectos personales en un editorial no es práctica habitual en la gran ética profesional.

Julio de Miguel, con Vicente Ríos Enrique, y los ya desaparecidos Pedro Monsonís, José María López Bru, Vicente Pastor Sanz, Vidal Cogollos, Ramón Flor y otros que sentimos no recordar en estos momentos, libraron batallas ante la incomprensión del centralismo madrileño, que se apropiaba de las divisas que los cítricos producían en benefició del INI y de la industrialización de empresas más o menos afines a personalidades del régimen en detrimento de las regiones productoras y exportadoras. EL PAÍS es todavía muy joven para saber de la letra pequeña en que también se escribe la historia.»

12 febrero

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