Pinochet: Una similitud pasmosa
El día 22, del actual, y en el Telediario segunda edición, apareció el general Pinochet (vía satélite desde Chile), en una alocución a su pueblo, anunciándoles una consulta a realizar en enero sobre el apoyo a su Gobierno, o, por el contrario, estar de acuerdo a las críticas vertidas en el extranjero sobre el tema de los derechos y valores humanos violados en su país y por tanto, la condena del régimen pinochetísta.Es obvio que el resultado ya es de todos conocido.
Desgraciadamente, los españoles sabemos mucho de esto. Al igual que sucedió en España a lo largo de los 36 años que median entre 1939 y 1975, si corre peligro el resultado final del plebiscito, se llegará a que voten los muertos, los 2.000 desaparecidos, desde la toma del poder por el general Pinochet, se romperán urnas o los vocales de las mesas se prestarán al juego sucio de alterar los resultados. Todo esto ocurrió en España y todo esto ocurrirá en Chile. Cualquier procedimiento será bueno para que «el conturbenio judeomasónico no se haga dueño del país». Dicha frase también la conocemos a fondo nosotros. Nos han bombardeado con ella a lo largo del período de dictadura franquista. Afortunadamente para los españoles (gracias al impulso democrático dado a nuestro país por la Monarquía parlamentaria del rey Juan Carlos), nos cae bastante lejos esto ya. No así en Chile, donde desde septiembre de 1973 están padeciendo la más cruel e inhumana dictadura militar con todo lo que esto lleva aparejado.
Yo le diría al pueblo chileno que no se desanime. Al 95 % de votos afirmativos que saldrán a buen seguro dando el «sí» a Pinochet, desde España sólo podemos aseguraros lo siguiente: hermanos chilenos, por muchos referéndums, por muchos «síes» comprados, por muchos Pinochets sueltos, las dictaduras se acaban. La España democrática lo sabe, y la España democrática os desea que el finiquito de ella no dure los 36 años de aquí.
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